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Vendimia: Alemania, Austria y Suiza. Regreso a la normalidad.

  • Redacción
  • 2005-02-01 00:00:00

Después de la minicosecha del año anterior, esta vez los vinicultores alemanes vuelven a nadar en la abundancia. Habrá muchos buenos vinos, con menos alcohol, con ácidos mejor estructurados y más elegancia. En Austria no se han recolectado más de 2,6 millones de hectolitros, pero se congratulan por unos vinos equilibrados, de fruta marcada. Suiza, tras el tropical año de 2003, ha recuperado su clima moderado. El tiempo más bien fresco en pleno verano retrasó la maduración, que se vio compensada por un septiembre de fábula, como en casi toda Europa. Vienen vinos de gran finura. alemania El regocijo y la pena han estado muy próximos. Mientras que muchos vinicultores han visto con satisfacción la magnífica recta final del otoño inundada de sol, los productores del Markgräfler Land prácticamente han tenido que dar por perdida la cosecha tras un devastador granizo. Como es habitual, Alemania sigue siendo un mercado dividido. Una media de casi 100 hectolitros por hectárea es un resultado insensatamente alto, y significa que, en muchos lugares, se han recolectado cantidades mucho mayores, porque los productores centrados en la calidad se sitúan muy por debajo de esta marca. Además, muchos vinicultores en el sur de Baden, tras un granizo catastrófico el 8 de julio, no cosecharon casi nada. Por suerte, 63 vinicultores de Kaiserstuhl, Ortenau y Breisgau se han solidarizado con ellos y han regalado a sus colegas unos 50.000 kg de uva, mientras que las cooperativas de vinicultores del Markgräfler Land han cedido a las cooperativas afectadas casi 900.000 litros de vino a precio de costo. Esto también ha sido posible porque excepcionalmente se había permitido en Baden una cosecha máxima más alta, de 100 hectolitros por hectárea (en lugar de 90). Tras el caluroso año de 2003, que disparó literalmente el peso del mosto, en 2004 la climatología volvió a ser normal. Las regiones en los márgenes de Wurtemberg, el Palatinado y Rheinhesse sufrieron heladas tardías. En la fase de floración en junio, las temperaturas llegaron a ser parcialmente bastante frías. Lo cual diezmó los racimos, favoreciendo así la calidad. La maduración se inició claramente más tarde que el año anterior. Los productores con ambición ya incluían en sus cálculos una preselección de uva en verde, cosa que ha demostrado ser muy necesaria. Las uvas restantes, excluyendo algunos casos aislados de oidium y peronospora, estaban sanas. Sí han tenido motivo de queja algunos vinicultores del Mosela, que tuvieron que bregar con la podredumbre negra, una enfermedad que se origina en los muchos viñedos abandonados y que provoca la reducción de los granos de uva hasta el tamaño de una cabeza de alfiler. Las uvas han madurado en el soleado otoño con un octubre dorado y la ventajosa alternancia entre días cálidos y noches frescas. «Al probar las uvas, se percibía cómo se iban volviendo más dulces cada día», asegura Norbert Weber, presidente del Deutscher Weinbauverband, Unión de Vinicultores de Alemania. En los viñedos superiores junto al Rin, al Mosela, al Meno y al Nahe, los racimos siguieron colgados en las cepas hasta mediados de noviembre. Y como estaban sanas en su mayor parte, muchos vinicultores incluso se han arriesgado a dejarlas en la cepa para la fabricación de vino de hielo. En las grandes regiones están más que satisfechos. El presidente de los vinicultores del Palatinado, Edwin Schrank, habla de «una añada que no deja nada que desear». Sobre todo el Riesling y el Spätburgunder muestran un excelente potencial. El presidente de la Unión de Cooperativas de Wurtemberg, Edwin Kuhn, sentencia: «Una enorme madurez de sabor». En el área de Rheinhesse registran un peso de mosto satisfactorio en el caso de la Silvaner y la familia de las Weissburgunder, y una aromática y mineralidad de primera categoría en el caso de la Riesling, de maduración tardía. Un buen peso de mosto con una acidez armónica registra el Rheingau, mientras que en Baden están satisfechos con una excelente añada de peso más ligero, que completa la excelente de 2003. Junto al Mosela, donde también celebran un 2004 excelente, algunos mostos récord de la cosecha de 2003 aún siguen fermentando. El contenido de azúcar de más de 300 grados Öchsle, extremadamente alto, no permite a las levaduras desplegar toda su actividad. «Pero se convertirá en una selección de uva pasificada», asegura Markus Molitor de Bernkastel-Wehlen con confianza. A menudo la paciencia da buenos resultados. Así, Hubert Göbel (Randersacker) de Franconia cosechó el último vino de 2003 el Miércoles de Ceniza de 2004 (25 de febrero). Ahora se ha convertido en un espléndido Rieslaner Selección de uva pasificada. austria A pesar de lo entreverado de la climatología, en 2004 la calidad en Austria es superior a la media; algunos vinicultores la consideran incluso una gran añada. El verano ha superado a su fama. Aunque muchos vinicultores se quejaban de la escasez de días de sol, sin embargo la estadística climática ha demostrado que en los últimos 230 años, sólo 34 veranos alcanzaron temperaturas medias superiores a las de 2004. Las cepas se han adaptado bien a la climatología cambiante y, además, en la recta final hizo el suficiente calor como para propiciar un tiempo largo de buena maduración. Podando rigurosamente el follaje, los vinicultores lograron paliar un estancamiento de la humedad. Tanto el sol como la lluvia se presentaron muy diversificados según las grandes regiones. Así, los vinicultores de la región de Wachau en la zona de Spitz tuvieron que combatir importantes problemas de podredumbre, que sólo lograron dominar seleccionando de manera radical en la cepa. Muy distinto el caso de las regiones de tinto en el Burgenland, que celebraron una estupenda maduración y uvas sanas. También la región de las Termas, con sus suelos permeables que se tragan el agua, ha presentado resultados excelentes sobre todo con la familia de las variedades de Burgunder, tintas y blancas, y con la Zweigelt. En parte, ha sido necesaria mucha paciencia. Norbert Fidesser de Platt, en la región vinícola occidental, ha estado muy ocupado durante dos meses de vendimia y hasta bien entrado noviembre, sobre todo con la Grüner Veltliner. «La vendimia de 2004 ha sido la más tardía para nosotros desde 1984», compara. Fritz Miesbauer, el nuevo y entusiasta jefe de bodega de la finca vinícola del municipio de Krems, se lo ha tomado con calma, hasta finales de noviembre. «De este modo tendremos algunos vinos especiales más como contrapunto a nuestros vinos frutales, de peso más bien ligero». En las regiones clásicas de vinos dulces a orillas del Neusiedler See, el tiempo otoñal fue óptimo, propiciando la producción de una serie de excelentes vinos Prädikat de gran nivel. «Ha sido un año de vinicultores», resume el doctor Ardel Fardossi, fisiólogo de la vid en el Instituto Superior Estatal de Vinicultura en Klosterneuburg. Este científico está convencido de que el año 2004 es un gran año para los productores meticulosos de muchas regiones. Karl Steininger de Langenlois describe la añada de 2004 de este modo: «Ligera de alcohol, elegante estructura de ácidos, mucho aroma». Y Michael Thurner, gerente de la Sociedad Austriaca de Marketing del Vino, espera disfrutar de «buenos vinos para beber, agradables, que darán mucha alegría a cualquier aficionado». n texto: Rudolf Knoll (rudolf.knoll@vinum.info) suiza Tras el tropical año de 2003, también Suiza ha recuperado su clima moderado. Después de los opulentos y poderosos vinos del año anterior, 2004 se sitúa bajo el signo de la finura. El largo ciclo vegetativo ha sido muy del gusto de los vinicultores, pues un prolongado tiempo de maduración supone más estructura, más fruta y más complejidad. Muchos vinicultores comparan esta añada con la de 2002, que al principio se enjuició positiva, pero contundente, y que luego se desarrolló en bodega aún mejor de lo que se suponía. Los vinos de 2004 muestran una acidez comparable, pero son aún más equilibrados, con más extracto y brillo. El Tesino, habitual destino vacacional suizo, precisamente en agosto parecía hundirse en el diluvio. Los vinicultores ya empezaban a hacer sonar las alarmas. Pero lograron que las uvas atravesaran con bien las borrascas meteorológicas. Si hoy enjuician el año retrospectivamente, se darán cuenta de cuánta razón tienen las viejas reglas campesinas: «Septiembre hace al vino», reza una de ellas. El otoño de 2004 ha sido la mejor prueba de ello. Con sólo cinco días de lluvia, calor de día y fresco de noche, ha convertido este año problemático en una añada superior. Los vinicultores superiores más valientes han dejado la uva en la cepa incluso hasta mediados de octubre, un tiempo aventuradamente largo para el Tesino. Sus vinicultores han dado a los vinos de 2004 mejor nota que a los de 2002, y no pocos los consideran casi equiparables a los muy ensalzados de 2000. Esto es válido en primera línea para el Merlot. Aún está por ver cómo se desarrollarán las variedades de maduración más tardía como la Cabernet o la Petit Verdot. Los vinicultores del oeste de Suiza, que producen más de dos tercios del vino suizo, han entendido los signos del mercado. La muy abundante floración en el cálido principio del verano, sin intervención, habría desembocado en una cosecha récord problemática. Pero los vinicultores redujeron rigurosamente el número de uvas por cepa. Así, por suerte, el año 2004 no agudizará la tensa situación del mercado del vino suizo. Mientras que en 2003 tanto el Chasselas como las variedades aromáticas blancas (Gewürztraminer, Sauvignon blanc, etc) se presentaron opulentas y con poca acidez en muchos lugares, estas variedades resultaron perfectas en 2004. Para Thierry Walz, director de Uvavins en Tolochenaz, Waadtland, esta añada también es la mejor desde el año 2000, si se excluye el 2003, por exótico y difícil de enjuiciar. Sus compañeros vinicultores de toda Romandía comparten esta valoración, que por lo demás también está apoyada por los registros meteorológicos. En Pully junto a Lausana, desde enero hasta septiembre se midió un volumen de precipitaciones de 692 mm, más que el año anterior (596 mm), pero claramente inferior a la media de muchos años (830 mm). Con 43 días de calor (superior a 25 grados Celsius), se alcanzó aproximadamente el valor del excelente año vinícola de 2000. Muy positivamente califican los vinicultores las especialidades de prestigio, aunque ciertamente las variedades Cornalin, Syrah y Cabernet Sauvignon, sobre todo, requirieron una limitación del volumen de cosecha aún más rigurosa y sólo entonces alcanzaron la plena maduración, poco antes de que se instalara la persistente lluvia a mediados de octubre.

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