Política sobre cookies

Utilizamos cookies propias y de terceros, así como los datos de la conexión del usuario para identificarle. Estas cookies serán utilizadas con la finalidad de gestionar el portal, recabar información sobre la utilización del mismo, mejorar nuestros servicios y mostrarte publicidad personalizada relacionada con tus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos y el análisis de tu navegación (por ejemplo, páginas visitadas, consultas realizadas o links visitados).

Puedes configurar o rechazar la utilización de cookies haciendo click en "Configuración e información" o si deseas obtener información detallada sobre cómo utilizamos las cookies, o conocer cómo deshabilitarlas.

Configuración e información Ver Política de Cookies

Mi Vino

Vinos

CERRAR
  • FORMULARIO DE CONTACTO
  • OPUSWINE, S.L. es el responsable del tratamiento de sus datos con la finalidad de enviarles información comercial. No se cederán datos a terceros salvo obligación legal. Puede ejercer su derecho a acceder, rectificar y suprimir estos datos, así como ampliar información sobre otros derechos y protección de datos aquí.

Reto continuo, Palabra de Enólogo, Montse Molina Masó

  • Redacción
  • 2006-04-01 00:00:00

«En 1999 nos planteamos la posibilidad de hacer vino tinto en la zona de Jerez. Esta zona tan afamada por ser idónea para el cultivo de la uva Palomino destinada a la elaboración de manzanillas, finos, amontillados y olorosos, ¿podría ser igualmente buena para hacer tintos? Después de este tiempo la respuesta es sí. Lo hemos comprobado en la cosecha 2004 en la que salió al mercado el primer vino elaborado en nuestra finca Gibalbin, en plena zona de D.O. Jerez. Dicho tan rápido resulta sencillo, pero no lo es. El cultivo de uva Palomino para vinos de crianza biológica y oxidativa no persigue los mismos fines que cuando lo que pretendemos elaborar es un tinto, en este caso, joven, afrutado, con tipicidad. Los primeros cambios y más evidentes han sido en cuanto a tecnología enológica, pero los más importantes son los que tienen que ocurrir en el campo. Es fundamental asegurar el equilibrio de la planta para conseguir una buena maduración. Hay que revisar el porta injertos, la conducción del viñedo, la poda, la relación superficie foliar por kilo de uva, y, sobre todo, tener una estrategia para la adecuada gestión del agua. También es vital avanzar en el conocimiento de lo que le ocurre a la planta para poder actuar y obtener la máxima expresión del viñedo. Tenemos claro, desde un principio, que buscamos tipicidad, una personalidad que pensamos que tienen los vinos de esta tierra y que nos gustaría aportar al rico mundo enológico. Por ello elegimos la Tintilla de Rota. Es una variedad muy minoritaria en la zona, aunque poco a poco se está recuperando. Nos gusta porque aporta profundidad al color, suponemos que de ahí el nombre de Tintilla, y tanto aromáticamente como gustativamente envuelve un coupage y lo matiza. En fermentación, desprende bonitos aromas de ciruela fresca muy interesante. La aventura no ha hecho más que empezar. Nos quedan retos importantes como mejorar la acidez del mosto desde el campo, equilibrar los tamaños de uva, favorecer la maduración polifenólica sin perder aromas y sin excesivo grado. Estos objetivos los tendremos que asumir, no solo aquí, en el sur, sino que si lo que se avecina es el tan comentado cambio climático, lo mismo ocurrirá en otras zonas tradicionalmente más frías. Por nuestra parte, nos preparamos para el futuro evaluando distintos tipos de formación del viñedo y su efecto sobre la uva y el mosto, en nuestras condiciones climáticas y de suelo. Licenciada en Farmacia. Universidad de Navarra. Pamplona, 1992. Máster en Enología y Viticultura, Universitat Politécnica de Barcelona. Desde 1993 hasta 1997 trabajó en colaboración con el enólogo de la Cooperativa d’Espolla en l’Alt Empordá. En la vendimia de 1997 se incorporó en el equipo técnico de Bodegas Barbadillo en Cádiz y desde el año 2001 es la responsable del departamento.

enoturismo


gente del vino