Política sobre cookies

Utilizamos cookies propias y de terceros, así como los datos de la conexión del usuario para identificarle. Estas cookies serán utilizadas con la finalidad de gestionar el portal, recabar información sobre la utilización del mismo, mejorar nuestros servicios y mostrarte publicidad personalizada relacionada con tus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos y el análisis de tu navegación (por ejemplo, páginas visitadas, consultas realizadas o links visitados).

Puedes configurar o rechazar la utilización de cookies haciendo click en "Configuración e información" o si deseas obtener información detallada sobre cómo utilizamos las cookies, o conocer cómo deshabilitarlas.

Configuración e información Ver Política de Cookies

Mi Vino

Vinos

CERRAR
  • FORMULARIO DE CONTACTO
  • OPUSWINE, S.L. es el responsable del tratamiento de sus datos con la finalidad de enviarles información comercial. No se cederán datos a terceros salvo obligación legal. Puede ejercer su derecho a acceder, rectificar y suprimir estos datos, así como ampliar información sobre otros derechos y protección de datos aquí.

Ischia, Capri, Elba. El vino se encuentra con el turismo

  • Redacción
  • 2008-09-01 00:00:00

Antaño esta isla se llamaba Enaria, es decir, tierra del vino. Hoy se denomina abreviadamente Ischia, pero este nombre nos trae ecos de playas y sol más que de vinos y cepas. Porque ya hace mucho que esta pequeña isla frente a las costas de Nápoles ha cambiado las viñas que dominaban en ella por los hoteles y las segundas residencias: en 1961 había en Ischia casi 2.200 hectáreas plantadas de vides (alrededor de la mitad de la superficie de la isla), pero hoy ya no son más que 450. En los alrededores del Monte Epomeo, de 800 metros, algunos vinicultores como la casa tradicional Casa d’Ambra se esfuerzan por conservar la larga tradición vitícola de la isla. Las uvas se cultivan mayoritariamente en viñedos inclinados con suelos muy susceptibles de erosión, rodeados por muros secos llamados parracine. Las uvas tintas más importantes se llaman Per’ e Palummo (Piedirosso) y Guarnaccia; las blancas, Biancolella y Forastera. La isla vecina, Capri, está casi completamente dedicada al turismo. Allí los viñedos ocupan menos de 200 hectáreas, en las que predominan las variedades Piedirosso, Falanghina y Greco di Tufo. Los productores venden sus vinos sobre todo en el mercado local. La isla de Elba tiene una tradición vitícola propia, que se diferencia en algunos aspectos de la de la península italiana: esta pequeña isla frente a la costa toscana es la patria chica de la especiada variedad Aleatico, que se vinifica en un passito con azúcar residual. También en Elba la vinicultura está en retroceso desde los años 60. A principios del siglo XIX aún había alrededor de 2.000 hectáreas de viña, pero a finales de los 70 había descendido hasta 300. Para beber en la mesa, con la variedad Ansonica se elaboran vinos blancos (que también se pueden encontrar en su variante passito, más densa) y también con la Sangiovese (base del Elba Rosso). ISLAS EÓLICAS Paraíso verde Las islas Eólicas, frente a la costa de Sicilia, sorprenden por su paisaje verde y jugoso, y también por su elegante vino de postre. El más famoso lo creó el vinicultor Carlo Hauner en Salina. Las islas Eólicas se hallan diseminadas frente a la costa septentrional de Sicilia. A diferencia de lo que sería de esperar en la calurosa Sicilia, entre ellas hay islas verdes y fértiles suelos de origen volcánico. La más verde de todas es Salina, elegida por el actor y director de cine Massimo Troisi como localización de exteriores para su película El cartero (y Pablo Neruda) (Il Postino), un homenaje a este poeta chileno y una de las películas más bellas sobre Sicilia, también por sus pintorescos paisajes. Salina, en medio del mar añil y dominada por los restos de dos volcanes, es rica en agua dulce, bosques de castaños y paisaje mediterráneo de brezos y monte bajo. Pero Salina también es conocida por Carlo Hauner. Este diseñador gráfico de Brescia fue uno de los primeros, a finales de los años 60, en redescubrir la Malvasía tradicional de las islas Eólicas, que prácticamente había caído en el olvido. Hauner construyó una bodega y retomó la vinificación de esta variedad para producir un gran vino de postre. Este vino, elegante con un aroma delicadamente especiado y un abocado agradable, consta de Malvasía en un 95 por ciento, más un 5 por ciento de Corinto Nero, otra uva autóctona de Salina. Las uvas, vendimiadas en su momento de maduración óptima, se pasifican durante ocho o diez días bajo un techado de cañas antes de prensarlas. Actualmente esta antigua especialidad de la isla de Salina se ha convertido en un vino DOC de nombre Malvasia delle Lipari, y un puñado de vinicultores está volviendo a embotellarlo. Carlo Hauner falleció en 1996. Desde entonces, sus hijos (sobre todo su hijo, también llamado Carlo) continúan su legado.

enoturismo


gente del vino