Política sobre cookies

Utilizamos cookies propias y de terceros, así como los datos de la conexión del usuario para identificarle. Estas cookies serán utilizadas con la finalidad de gestionar el portal, recabar información sobre la utilización del mismo, mejorar nuestros servicios y mostrarte publicidad personalizada relacionada con tus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos y el análisis de tu navegación (por ejemplo, páginas visitadas, consultas realizadas o links visitados).

Puedes configurar o rechazar la utilización de cookies haciendo click en "Configuración e información" o si deseas obtener información detallada sobre cómo utilizamos las cookies, o conocer cómo deshabilitarlas.

Configuración e información Ver Política de Cookies

Mi Vino

Vinos

CERRAR
  • FORMULARIO DE CONTACTO
  • OPUSWINE, S.L. es el responsable del tratamiento de sus datos con la finalidad de enviarles información comercial. No se cederán datos a terceros salvo obligación legal. Puede ejercer su derecho a acceder, rectificar y suprimir estos datos, así como ampliar información sobre otros derechos y protección de datos aquí.

Manjar saludable y sostenible

7880b1af364ec0ad508b6de2ad36947a.jpg
  • Jose Luis García Melgarejo
  • 2013-10-01 16:37:29

La producción de cerdo ibérico forma parte de la tradición ganadera y gastronómica española. Ya desde el siglo XVII se encuentran referencias escritas sobre el consumo de carne de cerdo ibérico y su calidad. El ganado porcino de raza ibérica está, además, íntimamente ligado a la dehesa arbolada, un ecosistema único localizado en el suroeste de la península Ibérica cuya supervivencia se encuentra en peligro.


Cuidados y curados

Hasta mediados del siglo pasado, el cerdo ibérico cumplía una doble finalidad de abastecimiento de carne: tanto para consumo en fresco como para su transformación en productos curados. El cambio en los gustos alimentarios y la producción más rentable de carne de otras razas porcinas redujo la producción de carne de cerdo ibérico para su consumo en fresco. La ganadería ecológica ha recogido el testigo prestigioso de los derivados del cerdo ibérico y las especialidades curadas, como el jamón, la paleta o el lomo ibérico, entre otros embutidos ecológicos. La grasa infiltrada en su carne es cardiosaludable por su alto contenido en ácido oleico y monoinsaturados. Al igual que el aceite de oliva, tiene un alto contenido en colesterol bueno (HDL) y es pobre en colesterol malo (LDL).

 

Cerdo ibérico y dehesa

La explotación tradicional del cerdo ibérico está basada en el aprovechamiento de los recursos naturales existentes en la dehesa, cuya disponibilidad de alimentos es variable a lo largo del año. El periodo de mayor abundancia comprende las estaciones de otoño e invierno. En este periodo, si el año es bueno, los animales aprovechan la montanera, el conjunto de recursos naturales de la dehesa, como hierbas, plantas aromáticas, cereales naturales y, principalmente, bellotas. Es un proceso costoso porque entre tres cerdos se comen todos los pastos y bellotas de aproximadamente dos hectáreas de dehesa. Pero el esfuerzo físico que realiza el cerdo en la búsqueda de su alimento retarda el engorde de los animales y logra que la grasa se infiltre aún más, obteniendo así carnes más jugosas y de excepcional sabor.

 

Necesidad de mayor reconocimiento

Durante generaciones, la actividad humana ha convivido en armonía con la conservación del medio en la dehesa. La importancia de este ecosistema único radica principalmente en el aprovechamiento, múltiple y sostenible, de los recursos y en los bienes y  servicios que ofrece a la sociedad. Sin embargo, la regulación creada en 2001 y modificada posteriormente en 2007 establece ocho denominaciones que provocan la confusión del consumidor y el perjuicio de los productores y empresas de la dehesa, único sistema que responde a la percepción que por cultura y tradición tenemos de los productos ibéricos.

enoturismo


gente del vino