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Entre bobales anda el juego

  • Redacción
  • 2005-02-01 00:00:00

Por fin Utiel-Requena, la histórica y rentable suministradora de graneles al insaciable puerto de Valencia con destino a la Europa de los tintos débiles, descoloridos o simplemente escasos, elabora vinos de calidad -notable en algunos casos- donde se refleja nítidamente la enorme potencialidad vitivinícola de una Denominación de Origen que, pese a exportar cerca del 80% de su producción, tan sólo embotella un ridículo 30%. Pero es que no es fácil desprenderse del pasado cuando éste se basa en la cantidad indiscriminada -puede llegar a los 70 hectólitros por hectárea-, y las excelentes cualidades para aportar una buena acidez y el imprescindible color. Así se han elaborado históricamente vinos de pasto sin mayor identidad que su potencial para la mezcla con vinos necesitados de sus atributos. De este pasado al futuro inmediato hay un largo recorrido que pasa por la botella, la etiqueta, y la calidad. Trayecto difícil que han tenido que recorrer zonas tan fundamentales en nuestro país como Mancha; o que están recorriendo con más o menos acierto otras de menor tamaño pero similar problemática como la mayoría de las Denominaciones de Origen del llamado “arco mediterráneo”. Pero Utiel-Requena posee las condiciones necesarias, aunque no suficientes, para superar el lastre granelista -sin abandonarlos, ya que resultan imprescindibles para dar salida a una producción superior a la demanda- y convertirse en el nuevo referente de calidad. Como ya lo son Toro, Cigales o Bierzo. Y esas condiciones no son otras sino un clima continental con fuertes oscilaciones térmicas entre el día y la noche, aliviado por el Mediterráneo; unas tierras pardo-calizas apropiadas; y un varietal autóctono, la Bobal, que permite soñar con grandes tintos si se le trata adecuadmente. Es decir, las condiciones que determina la personalidad, atributo imprescindible en los tiempos que corren con una dramática lucha por hacerse un hueco en un mercado saturado. Porque los vinos de Utiel-Requena deben estar basados en esta uva -sóla o en compañía de otras como Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Merlot o Syrah- capaz de aportar no sólo el intenso color grana que le caracteriza, sino un complejo aromático rico en matices y un gusto sensual, mórbido, que realza la gran calidad de sus taninos maduros. Claro que para obtener tales atributos no vale cualquier viñedo de Bobal. Aquí, como ocurre en la mayoría de las zonas dedicadas a la viticultura de cantidad, se ha optado mayoritariamente por clones productivos que reducen, cuando no anulan, las mejores características de la uva. Hasta hacerla, en muchos casos, irreconocible.

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