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Placer y diversidad se unen para aupar hacia la cumbre los mejores vinos españoles, y con ellos un temblor emocionante sacude esta vieja tierra de viñedo inmemorial. Porque aquí y ahora, por fin, se elaboran vinos donde palpita el aroma de las frutas maduras, donde la buena mano del mejor roble hila su filigrana olfativa y teje la urdimbre de calidad que distingue a los grandes. Vinos con la singular experiencia de una sensación plena. Vinos españoles de fruto denso y concentrado, cuya presencia anuncia una vida tan larga como gratificante. Y que auguran un porvenir brillante en los mercados internacionales, tal como sentencia Robert Parker.
Ya los tenemos en Alemania, el país donde el vino español se bate por un puesto de liderazgo frente a competidores tan correosos y notables como Francia e Italia. Todavía falta, pero ahí estamos.
Nuestras armas: una oferta plural de un país plural, donde conviven la estilizada y cosquilleante burbuja del mejor cava, con los nuevos tintos orgullosos de su cuerpo, de su oscuro color rojo picota en Rioja, granate de fuego en Priorato, bermellón sangrante y denso en Ribera del Duero, de brillante púrpura en Mancha, Bierzo, Toro, Somontano, Jumilla, Navarra... Es la apoteosis de los taninos maduros, pero también la delicada ofrenda frutal y floral de los blancos, embriagadores en Rueda, estilizados en Penedés, personales en Rías Baixas y Ribeiro. Para terminar con la golosina de nuestros vinos dulces que rinden su plenitud y elegancia al primer sorbo.
Todos, tintos, blancos, dulces y generosos, históricos y nuevos, vanguardias y renovadores, con Denominación de Origen o sin ella, son los capitanes de la aventura enológica más importante de la viticultura española: conquistar el liderazgo en el mercado internacional.
¡A su salud!
VINUM
