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Navarra: vino y camino

  • Redacción
  • 2008-03-01 00:00:00

Puede el viajero amante del vino plantearse un paseo por Navarra desde los viñedos más prolíficos hasta las cepas conquistadoras de terrenos hiperbóreos. Por abajo, las tierras planas, frutales y ribereñas del Ebro; por arriba, los duros escarpes de los Pirineos. De ribera a cordillera, Navarra pasa del ager al saltus, del cereal al bosque. Y con ellos, los entreverados viñedos que surten las bodegas navarras de una pléyade variada y notable de excelentes vinos. En este caminar de abajo arriba, sobran bodegas y paisajes que merece la pena disfrutar. Empezando por la ribera, Tudela, capital de la comarca, que deja ver los precarios restos de su polivalente carácter judío, moro y cristiano. La catedral, que otea los huertos ribereños, está de pie sobre lo que fue mezquita mayor. El monasterio cisterciense de La Oliva luce un gótico soberbio. Cerca se alzan castillos que, abdicadas sus funciones militares, se dedican a otras cosas. Uno es el de Olite, reciclado en Parador de Turismo. Próximo, el castillo de Javier, cuna del famoso santo jesuita. Un personaje legendario de este castillo fue el hermano Virto, el bodeguero, forjador de ilustres borracheras. Un santo bebedor. En la Merindad de Tudela está Barillas, y allí la bodega de Juan Magaña, pequeña pero impactante, donde se crían alguno de los mejores tintos de la zona. Subiendo hacia el Pirineo, Tafalla, «jardín de Navarra», cerealista y vinatera. Aquí se encuentra Vinícola Navarra, fundada en 1864, capaz de elaborar casi cinco millones de litros, y pionera en los rosados de calidad. Siguiendo la cuesta arriba, entramos en pleno Camino de Santiago, que ese es otro cantar. Camino y vino. Hay zonas vitivinícolas que conviene visitar, como Valdizarbe, Obanos, Puente la Reina, Muruzábal... o Villamayor de Monjardín, en el hermoso valle de San Esteban, donde Víctor del Villar ha creado una bodega y viñedos ejemplares. Hacia Pamplona, Etxauri y la bodega más arriesgada de Navarra, Señorío de Otazu. Pero lo que destaca con luz propia en la Merindad de Estella es el Señorío de Arínzano, de los Chivite, con una de las bodegas más hermosas de España, obra de Rafael Moneo.Ya llegamos. Son los valles del norte, amenos y feraces, como Elizondo, blanquinegro, techado en rojo y revestido de praderas, en el Baztán. O Roncal, bosques y ganado lanar. Excelente queso para el mejor vino. Y punto final.

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