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Solos ante el peligro

  • Redacción
  • 2009-09-01 00:00:00

Catar un vino es hablar de un vino. La crítica de vinos busca sobre todo guiar al consumidor, pero casi siempre acaba siendo el mejor argumento de ventas. Hay mucho dinero en juego, y su juicio severo puede poner en peligro famas y haciendas. Vive el mundo de la crítica de vinos en un estado de constante sobresalto. Como en la película a la que hacemos referencia en el título, el catador comentarista se ve a menudo abruptamente envuelto en situaciones difíciles, cuando se suponía que los suyo era una labor placentera, libre de sobresaltos, tratándose de materia tan noble como el vino. Pero ya lo decía el aforismo latino: in vino veritas. Y la verdad, además de hacernos libres, muchas veces nos convierte en testigos incómodos. El problema tiene su raíz en que el oficio de crítico y juez nunca contenta por igual a las partes en litigio. Como en la fauna misma que puebla los juzgados, en el mercado vitivinícola hay de todo, buenos y malos, inocentes y culpables. Para bien o para mal, el crítico ha de impartir sentencia, y gracias a la universalización de los medios de comunicación, su mensaje ha pasado a tomar un peso notable, a veces decisivo, cuando no asfixiante, en un mercado tan competitivo. Si nos fijamos en USA, el país con el más agudo sentido comercial, nos encontraremos con un puñado de críticos que ejercen una influencia casi enfermiza, casi sectaria, entre sus seguidores. A una sugerencia suya, la bodega del vino ensalzado se hará de oro, y con un poco de suerte su fama se extenderá desde Nueva York hasta algún remoto rincón del planeta. Cuando su “gracia” se derrama sobre un vino español (quizá ocurra algo parecido en otras zonas enológicas) una especie de locura triunfal invade a la bodega en cuestión. El hecho de que el señor Parker, u otro comentarista con galones suficientes, haya valorado un vino determinado con un 93/100, pongamos por caso, desata una carrera desenfranada por salir en los medios de comunicación, como si de un premio Nobel se tratara. Pero, ¿hasta qué punto el crítico tiene influencia sobre el consumidor? En España, quizá porque nuestra tradición vinícola es más longeva, no existe un seguidismo tan ciego con los líderes de opinión, aunque es indudable que una buena crítica suele influir terminantemente en la decisión de compra de los aficionados más atentos. En Vinum, y sin que sirva de precedente, ofrecemos una “gran cata de catadores”, todos ellos con firma y fama contrastadas, y muchos años de experiencia. Nos han desvelado su forma de valorar y de diseccionar un vino, los parámetros que consideran a la hora de juzgarlo y el estado actual del mercado. Cierto es que no están todos los que son, pero es indudable que sí son líderes de opinión. «Ofrecemos una “gran cata de catadores”, todos ellos con fama contrastada y muchos años de experiencia».

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