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El rosado color del calor

  • Redacción
  • 2010-04-01 00:00:00

Suele surgir la pregunta -un tanto simple- en cualquier entrevista, en algunas reuniones no profesionales o simplemente cuando indicas en la peluquería (por ejemplo) que te dedicas a las cosas del vino: “Para ti, ¿cuál es el mejor vino del mundo?”. Y a nadie, a nadie con dos dedos de frente, se le ocurriría decir es un rosado si no quiere ser tildado de desconocedor total. Provocaría una controversia morrocotuda, o al menos una de esas sonrisas compasivas que tanta rabieta originan. Sin embargo, los entusiastas de esta bebida y sus múltiples facetas siempre decimos que el mejor vino del mundo es aquel que en un momento preciso es el que más placer brinda. Recordaré toda la vida una excursión a los monasterios de Suso y Yuso de San Millán de la Cogolla, en pleno corazón de La Rioja. A la vuelta, con el calorcito de la primavera avanzada, el jefe de la expedición, Isaac Muga, se acordó de que tenía un buen amigo en Badarán, una de las patrias chicas de los famosos claretes riojanos, vinos con poco color y mucha chicha, y hacia la bodega del amigo enfilamos el minibus, en realidad buscando más la sombra y frescor de aquel refugio subterráneo que las excelencias que a priori ofreciera el rosáceo vinillo. Pero después de quitar la sed con agua fresca, aquel rosado, o clarete paisano, cogido sin remilgos, hundiendo una jarra con el brazo totalmente remangado desde la boca del depósito de grueso cemento, era como una bendición sápida, un placer como muy pocos vinos podrían ofrecer en aquellos momentos. Su suave color anaranjado asemejaba una joya brillante, tenía limpios aromas frutosos que invitaban a beber y con ese gracioso punto de aguja y su fresca acidez, hizo las delicias de cuantos nos hallábamos en la suave y refrescante penumbra de aquella bodega. Posiblemente catado en otro momento, en otro lugar, no nos sorprendiera y agradara de ese modo, pero el vino, todo el vino, está para su disfrute en el sitio ideal y en el momento justo. Por eso desde MiVino siempre defenderemos el vino rosado como una opción más, tan seria y válida como otra cualquiera de cuantos tipos existen en el mundo.

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