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La verticalidad de la vida

  • Sara Cucala
  • 2018-11-08 00:00:00

D esde el día que leí la tira de Quino sobre La vida contada al revés no he dejado de pensar "cuánta razón le asiste" . En esencia no era más que una versión trazada en plumilla sobre el fantástico cuento de F. Scott Fitzgerald El Curioso Caso de Benjamín Button (1921), después llevado al cine por David Fincher con un sublime Brad Pritt como protagonista. La literatura y el cine son fantásticos para llevarnos a esos mundos intangibles, tan posibles como donde alcanza el sueño: ¿Qué ocurría si todo comenzara en la vejez y terminara con un sublime orgasmo?... Sinceramente, es algo tan tentador como cuando uno distrae las horas sentado a una mesa y comienza abriendo un vino del año 64 y luego continúa con otro del 78 y así van sucediéndose hasta llegar a nuestros días, se produce lo que en el cine se llama morphing: es decir, la transformación del ser, el orgasmo sin estar en pelotas. ¡Qué cosas! Algo así ocurrió el día que se hizo la primera cata vertical, que aparece en este número invernal.

Si nos paramos a pensar, la vida no es más que un camino en vertical por el que vamos trepando a veces con el equipo completo de seguridad y otras, a pelo, al vacío como puros kamikazes. A 90 grados, a todo lo que el cuerpo y las ganas nos empujan. Así se van cerrando etapas y continuando otras nuevas. Quería compartir con todos ustedes este tramo de mi camino el que pongo fin a una bellísima etapa junto a mis compañeros de OpusWine, dirigiendo este proyecto que, si nos ponemos a hacer una vertical de 22 años de historia, seguro que nos afloraría la emoción. Pero no es el tiempo, aún queda mucho que vivir, escribir y comunicar. Yo seguiré entre bambalinas, bebiéndome las páginas de MiVino ya, desde diciembre, dirigidas por mi compañero Antonio Candelas. A mí, me seguiréis viendo trepando en la verticalidad de la gastronomía y el vino, pero en esta ocasión en A Punto y PnKa Producciones. Ya sabéis, ¡en busca del eterno orgasmo!

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