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La belleza de lo cotidiano

  • Antonio Candelas
  • 2021-04-29 00:00:00

Confesadme una cosa. ¿No os pasa que con tanta incidencia acumulada, idas y venidas de las vacunas, cierres perimetrales, datos y más datos vamos cayendo en una desidia que acaba afectando a nuestra capacidad de percibir los pequeños milagros de la vida que la hacen posible? Algo así como si la piel del corazón, en este tiempo, hubiera ido haciéndose cada vez más gruesa para defenderse de tanta debacle, impidiendo que penetrara todo lo bello que el mundo aún es capaz de mostrarnos. Lo digo porque estamos en mayo, el mes más sugerente de todo el año, y no me gustaría que nos perdiéramos la belleza de esas pequeñas cosas que ocurren siempre por estas fechas: el urgente vuelo de vencejos y golondrinas en nuestros pueblos y ciudades, un rosal en flor o la risa contagiosa de un arroyo que corretea por el campo a toda prisa.
En MiVino somos conscientes de lo importante que es mantener entrenada la sensibilidad para poder asombrarnos con las maravillas que inundan nuestro entorno. Por eso, entre otras lecturas, nuestra compañera Laura López Altares os llevará con su persuasiva prosa por el mundo de las levaduras, esos pequeños seres a los que tanto les debemos, pero también os adentrará por bosques de robles con los que el hombre construye las cunas donde mece el vino. Nos hemos emocionado con la diversidad de rosados de nuestro país y hemos viajado a Sanlúcar de Barrameda y al Ribeiro a través de la manzanilla y de la Treixadura. Como veréis, los contenidos de este número de mayo, además de ser un festival para los sentidos, buscan que no caigamos en el hastío para acabar banalizando los sucesos habituales por el simple hecho de que lo sean. La idea es que hasta en una copa de nuestros vinos cotidianos reconozcamos el esfuerzo que habita en ellos.

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