Política sobre cookies

Utilizamos cookies propias y de terceros, así como los datos de la conexión del usuario para identificarle. Estas cookies serán utilizadas con la finalidad de gestionar el portal, recabar información sobre la utilización del mismo, mejorar nuestros servicios y mostrarte publicidad personalizada relacionada con tus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos y el análisis de tu navegación (por ejemplo, páginas visitadas, consultas realizadas o links visitados).

Puedes configurar o rechazar la utilización de cookies haciendo click en "Configuración e información" o si deseas obtener información detallada sobre cómo utilizamos las cookies, o conocer cómo deshabilitarlas.

Configuración e información Ver Política de Cookies

Mi Vino

Vinos

CERRAR
  • FORMULARIO DE CONTACTO
  • OPUSWINE, S.L. es el responsable del tratamiento de sus datos con la finalidad de enviarles información comercial. No se cederán datos a terceros salvo obligación legal. Puede ejercer su derecho a acceder, rectificar y suprimir estos datos, así como ampliar información sobre otros derechos y protección de datos aquí.

El poder de la empatía

  • Antonio Candelas
  • 2022-04-27 00:00:00

En la cinta Nacida ayer, de 1950, protagonizada por Judy Holiday, cuya brillante interpretación del personaje Emma Billie le valió el Oscar a la Mejor Actriz, entre otros galardones, Paul Verral (William Holden), en su misión de cultivar los modales y el conocimiento de Emma, le dice: "El mundo solo podría ser tan bueno como lo fuera la gente que viviera en él". Un mensaje que responsabiliza el devenir de las civilizaciones única y exclusivamente al ser humano. Y lo hace desde un punto de vista positivo: "Podría ser tan bueno". Está claro que esta obra maestra del cine, además de considerar la cultura y la sabiduría como única vía de libertad, vincula la buena marcha del mundo a la empatía entre sus habitantes. Vivimos tiempos en los que los nubarrones de la confrontación y la indiferencia lastran nuestro ánimo hasta la apatía, pero he de deciros que, si giramos levemente el caleidoscopio de la vida, las cosas pueden cambiar.
Entre las multiples maravillas que nos rodean todos los días y de las que apenas nos percatamos, el vino, como no podía ser de otra forma, es una de ellas. Alrededor de una copa de esta bebida milenaria, la empatía brota entre nosotros: nos desborda de alegría en los buenos momentos y nos consuela con recogimiento en los menos buenos. En una botella de vino hay trabajo, capacidad de superación, aprecio por el entorno y voluntad de mejorarlo. Hay muchos motivos para estimular la empatía y muchas herramientas para favorecerla. Ahora que comienza uno de los meses más alegres del año, disfrutad del buen ánimo de un rosado con vuestros seres queridos, sumergíos en la naturaleza a través de experiencias enoturísticas y enriqueceos lo máximo posible para combatir el desaliento.

enoturismo


gente del vino