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Otoño de vino y gloria

  • Redacción
  • 2000-01-01 00:00:00

Sorpresa, y mayúscula, se llevó el bueno de Fernando Remírez de Ganuza cuando, tras el recuento de las cerca de 2.500 papeletas de votación, el público dio como vencedor a su vino, un soberbio tinto de maceración carbónica de La Rioja alavesa presentado en “Primer’99”. Y digo sorpresa porque el mismo Fernando dudaba de la conveniencia de traer su vino a una muestra de tanta categoría, con la maloláctica recién terminada, sin el afinamiento y sosiego necesarios. Una duda más que razonable que me transmitió un par de días antes de la inauguración de Primer’99. Yo le emplacé a que se arriesgara a mostrar su vino pese a que no hubiera culminado plenamente su proceso de elaboración, como habían hecho otros bodegueros el año anterior, y como también lo harían este año. Aún recuerdo el heroico gesto de “Casa Juan”, ofreciendo su vino aún fermentando a los asombrados y agradecidos visitantes de Primer’98. Y lo hacía con el espíritu jovial y generoso de quien enseña su casa todavía en construcción, pero plenamente seguro de su diseño y belleza futura. Sin tapujos, así es Primer: el vino del depósito a la botella, para viajar a Madrid y ofrecerse virginal a los amantes de estos tintos de taninos frutosos, de boca golosa, de regustos a compotas y especias. Y los visitantes, que este año superaron los 3.000, saben apreciar este gesto pleno de amistad y honestidad. Y valorar el vino tanto por lo que es en el momento de degustarlo, como por lo que anuncia que será dentro de unas semanas. Es la fácil clarividencia de lo auténtico. Por eso, y pese a que el vino de Fernando Remírez de Ganuza todavía necesitaba tiempo para conjuntarse y suavizar la ligera agresividad del tanino recién extraído, fue el más votado. Una lección para los que dudan en venir a Primer porque piensan que su vino estará mejor más adelante. No lo dudo, pero en Primer no se trata de competir por un premio más o menos valorado. Se trata, ni más ni menos, de ofrecer y ofrecerse a los profesionales y amantes del vino que en Madrid son legión. Y hacer amigos. Y potenciar el conocimiento y consumo de esta tipología de tinto, que es la mejor forma de elaborar un vino joven, por no decir la única, con los precios a que se están pagando por la uva. Esta es la grandeza y originalidad de Primer, la única muestra de vinos elaborados por el tradicional método de “maceración carbónica” que existe en nuestro país, y que se celebra pocos días después de la aparición mundial de los beaujolais franceses y los “novello” italianos, en la última semana de noviembre. En otoño, tres días de vino y gloria.

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