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Robert Parker y su limitado horizonte

  • Redacción
  • 2000-10-01 00:00:00

De modo que ya están aquí los veredictos reunidos de Robert M. Parker. En las 2.006 páginas del libro encontramos valoraciones de 8.000 vinos procedentes de «las regiones vinícolas más importantes del mundo», como proclama orgullosa la editorial Heyne. El mundo de Parker tiene el siguiente aspecto: 1.007 páginas sobre Francia y nada menos que 467 páginas sobre su también adorada California. En estos ámbitos, nadie discute la competencia de Parker. Pero, por desgracia, esto no es lo más impresionante del libro. Por desgracia. Lo impresionante es más bien la forma en que Parker nos demuestra dónde acaba su competencia. Por ejemplo, en Italia y España, donde la selección de vinos tiene ya un carácter aleatorio. Como muy tarde, la guía de vinos de Parker se convierte en una sátira de sí misma en las escasas 11 páginas sobre Alemania, donde se atreve a efectuar una grotesca clasificación de las bodegas germanas. Entre sus desconocimientos básicos reunidos se encuentran perlas como su advertencia ante el espumoso alemán, que en su opinión debería «reservarse para los masoquistas convencidos». Que lástima. Este buen hombre desentierra en California a cualquier desconocido que produzca más de 100 botellas de Zinfandel, pero el pobre nunca ha bebido un
buen espumoso alemán. Y aparentemente tampoco un buen Spätburgunder: «la Pinot noir alemana da origen a un vino grotesco y bastante horrible, que sabe aproximadamente como un tinto de Borgoña fracasado, dulce, cansino y diluido, producido por un vinicultor incompetente. ¿Hay que decir más?» No, no hace falta, querido Parker, porque lo que nos cuenta es una sandez sin paliativos. Así lo demuestran también las 9 páginas sobre Austria, de las que más de 8 están dedicadas al querido Alois Kracher… Esto es más o menos como si en el epígrafe de Burdeos sólo escribiera sobre Château Margaux . Me pregunto: ¿qué es lo que ha nublado de este modo la mente de Parker?

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