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La jerarquía de los vinos franceses: ¿Se complica la enredada selva de las AOC?

  • Redacción
  • 2001-06-01 00:00:00

El organismo nacional de vinicultura de Francia responsable de la protección de las denominaciones de origen («appellation d’origine contrôlée», AOC) está viéndose desbordado por un auténtico alud de papeles: las solicitudes de jerarquización dentro de una región vinícola. Muchas zonas de cultivo pretenden crear una pirámide de calidades, como hacen desde hace tiempo regiones como Burdeos o Borgoña. Allí, como se sabe, dentro de la denominación regional (AOC Bourgogne) existen subregiones (p.ej. Côtes de Nuits), denominaciones locales (Vosne-Romanée) y denominaciones de zonas o fincas, los llamados Crus (Romanée-Conti). La denominación más amplia siempre incluye la más reducida: por ejemplo, un Pauillac también puede comercializarse como Médoc o como Burdeos. Ahora, el Instituto Nacional de Denominaciones de Origen (INAO) ha publicado unas directrices que fijan las condiciones para crear pirámides de calidad dentro de las denominaciones de origen. El aspecto más importante es que quien desee que su subregión o municipio pase a tener una denominación oficial controlada deberá demostrar que la superficie de viñedos en cuestión constituye realmente una unidad (histórica, geográfica o geológica) y habrá de cumplir unas normas de producción más estrictas. La pirámide que figura al pie servirá como modelo para la evolución futura.
Prácticamente todas las regiones vinícolas francesas están trabajando en una nueva pirámide de calidades. Entre ellas figuran Corbières, Côteaux du Languedoc, Côtes de Provence, Cahors o Touraine. Ya ha dado el salto la región del Minervois, con su denominación local de Minervois La Livinière.
Pero, ¿qué saca el consumidor de todo esto? En el mejor de los casos, el sistema le permitirá tener una visión más clara. Sobre todo, si las nuevas pirámides son inequívocas y huyen de un exceso de excepciones justificadas por motivos históricos. En el peor de los casos, sin embargo, se creará un nudo gordiano imposible de desenmarañar, que hará que los clientes dejen de lado los vinos franceses y opten por regiones vinícolas donde no sea necesario ser un experto para entender la etiqueta de una botella.

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