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El maratón del Médoc: el circuito de la sed

  • Redacción
  • 2001-12-01 00:00:00

Fue una reñidísima carrera entre Superman y Minnie Mouse: habría sido difícil decir qué disfraz aparecía con mayor frecuencia. Además, fueron vistos: Blancanieves y los siete enanitos, César sobre una silla de manos transportada por ocho legionarios, Santa Claus en su trineo tirado por renos... ¡Bienvenidos al maratón del Médoc, la carrera de fondo más disparatada del mundo! El trayecto a cubrir es de 42,2 km, pero éste es el único parecido con las maratones convencionales. El itinerario pasa por los viñedos de Burdeos, de château en château. Miles de ostras, varios quintales de entrecot y cientos de quesos se ofrecen a los participantes para que recuperen fuerzas, y eso sin mencionar los crus nobles que escancian las fincas vinícolas colindantes. La mayoría de los corredores aparecen disfrazados: cuanto más extravagantes, mejor. Este año, el 8 de septiembre, unos 8.000 deportistas recorrieron el circuito de la sed, con apoyo musical de 50 bandas y animados por 20.000 espectadores. Incluso había algunos atletas serios que no se dejaron distraer por las tentaciones de la carne. El autocontrol les mereció la pena a los más rápidos: los ganadores, Nathalie Vasseur y Philippe Rémond, recibieron como premio su peso en vino. Pero la gran masa ignoró el cronómetro. Hacia las 15.45 h., más de seis horas después del disparo de salida, pasó por la línea de meta el último corredor. Aunque, bien es cierto, algo escorado.

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