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Novedades Club del Gourmet. Fondo de despensa imprescindible

  • Redacción
  • 2004-03-01 00:00:00

¿Qué te llevarías a una isla desierta? Chistes aparte, y sin olvidar las cerillas, quien aprecie la comida no dudará un instante: aceite, vinagre y una conserva duradera. La primera que viene a la cabeza, que excita paladar y memoria, es la de anchoas que, por suerte, no hay que llevarlas tan lejos, ya que se trata de una semiconserva que requiere mantenerse en frigorífico, a una temperatura entre 5 y 8º C. Así se guardan en el expositor refrigerado del Club del Gourmet las de su propia marca, elaboradas en Cantabria, en Santoña, que es patria emblemática de las anchoas en salazón. Y aparecen en dos formatos, en lata plana y generosa de 200 grs. -115 escurridos- que equivalen a unos 16 ó 20 espléndidos lomos, y en bote de cristal, tentadoras a la vista, con 210 grs., 130 netos. La diferencia, esos 80 u 85 grs. no es despreciable, ya que consiste en aceite de oliva virgen que, una vez terminadas las anchoas, servirá para aliñar unos tomates, para rociar un pan torrado, para animar unos cogollos de lechuga o salar con picardía unos pimientos asados. Si la ensalada es más delicada, requerirá un aceite sin otro sabor que el propio, como el denso y opalino Montebrione, de aceituna arbequina recolectada bien madura en la D.O. Siurana, intenso, frutado, dulce, con menos de 0,3º de acidez, con la exquisitez que le ha valido premios en la Exposición de California, en el apartado de aceites maduros por parte del Ministerio de Agricultura, en Expooliva o de manos del Patrimonio Comunal Olivarero, las mejores garantías. Pero de poco vale el mejor aceite si la ensalada se aliña con un vinagre vulgar. Cada ingrediente y cada uso requiere un tipo de vinagre pero, para no equivocarse, lo mejor es acudir a los viejos y aromáticos que proceden de grandes vinos o mostos. Francisco Rubio Millán embotella en La Palma del Condado (Huelva) una exquisitez hecha con vinos de reserva, de madres que han cumplido medio siglo. Se llama Corumbel, alojado en una botella tipo Jerez, por 8,18 euros. Un lujo infalible y duradero. Auténticos fondos de despensa.

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