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Nos ha dejado también Avelino Vegas, quien, en palabras de su familia, de las que nos hacemos eco, ha sido primordialmente una excelente persona. Un luchador incansable que ha construido una gran empresa de la nada, un excelente bailarín de tango, un magnífico jugador de mus -su afición favorita- y, sobre todo, un padre cariñoso que ha dejado una profunda huella y un inmenso vacío. En el recuerdo permanecerá su vitalidad, su humor, que mantuvo hasta los últimos días de su vida, su tesón por conseguir todo lo que se proponía, su amistad sincera y su amor a la vida. De él quisiéramos heredar, tanto su familia como sus amigos, su calidad humana, su sentido del humor, su manera de vivir la vida y su gran corazón. Su legado: «Continuar su trabajo y seguir su filosofía de vida. Siempre estará con todos nosotros porque era nuestro punto de encuentro», expresa su familia.
