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Por La Alcarria conquense. Una historia interminable

  • Redacción
  • 2006-06-01 00:00:00

Huete es un pueblo sombreado, un parque de árboles centenarios, una sólida arquitectura, fruto de haber sido la capital, antes que Cuenca, y con un pasado más largo que su calzada romana, la que ha dado nombre a Calzadilla, la notable bodega de los Uribes-Madero La geología conquense, la misma que a través del tiempo dibujó las Hoces más famosas o el encanto de la Ciudad Encantada, juega por estas tierras a dulcificar el desierto, a suavizar los páramos pelados con la vida bullente de los valles. Y la mano humana ha venido siempre a tomar la última decisión. Así, de este paisaje, a 900 metros de altitud, en la Alcarria conquense, sobre una tierra caliza, deslumbrante bajo el sol, barrida por los vientos, que se alza sobre el valle del río Mayor, desapareció la vid hace décadas, empujada por el monocultivo del cereal. Y así ahora, el sabio capricho de unos flamantes bodegueros, como los Uribes- Madero, ha vuelto a replantar cepas olvidadas y hasta desconocidas por estos pagos. Vino y paisaje Cautivos del paisaje, enamorados de los vinos, el matrimonio de Celia Madero y Francisco Uribes se ha convertido en un referente esencial para el enoturismo en la zona. Acercarse a su bodega es un viaje hacia la verdad enológica. Una avenida de grava suena, apagada, bajo los pies, bajo las ruedas. Al segundo recodo se descubre la casona grande, y enfrente un luminoso porche que contempla, como privilegiada atalaya, cepas ya podadas, otras, nacientes y aún más por nacer. Hasta la cima del cerro van dibujandose terrazas, escalones gigantes alfombrados con tierra oscura, primorosos taludes verdes y floridos. Estamos en Huete, villa que llegó a tener bajo su dominio 85 poblaciones de Cuenca y Guadalajara. Fue asentamiento Ibérico y tierra en perpetua disputa, hollada por romanos, visigodos y árabes, y dominada sucesivamente por órdenes monacales y militares que han dejado huella en una impresionante arquitectura. A 8 km. de Huete se encuentra Caracenilla, un ameno enclave para el turismo rural, para practicar deportes como bicicleta de montaña, parapente, quads... El cerro del Olivar en Caracenilla es una zona de vuelo en parapente muy visitada, escenario de competiciones y vuelos de distancia, con pistas de acceso acondicionadas. Caracenilla tiene una buena base de servicios hosteleros para deportistas y viajeros, y no muy lejos, en Buendía, el viajero se puede adentrar en la sorpresa de la Ruta de las Caras, un mundo pétreo donde rostros esculpidos en paredes rocosas crean un ambiente místico entre pinares y rocas milenarias. La buena cuna Pero volvamos a la llamada del vino que aquí tiene nombre consagrado: Calzadilla. Surgió de dos muros de piedra ruinosos y con la voluntad de un arquitecto con vocación bodeguera que derrocha buen gusto y una irreprimible curiosidad. En 1980, los Uribes-Madero plantaron una pequeña viña de distintas variedades para amenizar la vista de lo que, en su sueño, sería su casa de recreo. La viña reclamó una bodeguita artesanal, y la afición de fin de semana dio paso al profundo interés, al conocimiento... Hay plantadas 17 has. de las que se elaboran cien mil kilos de uva, Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Syrah, Merlot y Garnacha. Toda está a la vista, y Francisco Uribes la muestra orgulloso a los visitantes, desde la terraza, con el brazo extendido: “De ahí, la vendimia llega a la bodega en pocos minutos y, por si eso fuera poco, las cajas se guardan en una cámara refrigerada hasta el día siguiente”. Un sueño con historia Los depósitos de fermentación, de diseño propio, están concebidos para elaborar cada variedad por separado. Desde allí, los vinos descienden a la nave de tinos de madera y reposan luego en 250 barricas. Duermen al amparo de relieves cerámicos y murales que recuerdan la historia ancestral de Huete y la de la propia finca que debe su nombre a la calzada romana que la atraviesa. Su estilo lo definen pequeños grandes detalles, como la estética del nuevo botellero, los jaulones curvilíneos y la galería serpeante donde la penumbra juega a inventar bóvedas. O como la interesante colección de espitas que flanquea el pasadizo. De modo que, ahora que la obra toca a su fin, sus autores están orgullosos de mostrarla, de acoger en los salones reuniones profesionales o cursos de cata, y de recibir a los visitantes con la seguridad de que saldrán de allí tan sorprendidos como satisfechos. BODEGAS Y VIÑEDOS CalzadillA Ctr. Huete-Cuenca (CM 2019), Km.3 16500 Huete (Cuenca) Tel. 969 14 30 20 Fax. 969 14 70 47 E-mail: um@pagodecalzadilla.netwww.pagodecalzadilla.net

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