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Volver a los orígenes

  • Redacción
  • 2005-04-01 00:00:00

El Serral de Can Mota huele a pino, a tomillo, a lavanda, a romero y genista, y su suelo es calcáreo y duro para cualquier cultivo, duro incluso para la vid. En ese paraje, y mirando al carasol, hay media hectárea de viña blanca plantada hace ya 65 años. Es de Xarel.lo, la variedad autóctona de más carácter del Penedès. Tres generaciones lleva la familia Mata con su quehacer artesano, deleitándonos con sus cavas y vinos tranquilos, serios, diferentes, sin concesiones a la banalidad. Ton Mata -joven de la última generación, sobre el que recae la dirección técnica de la casa- está convencido de que cuando las uvas comienzan su sazón, la pruina que contienen las bayas recoge y retiene las partículas de aromas tan diversos y especiales que desprenden las plantas montaraces del Serral. La uva ya madura engloba el carácter que le imprime el entorno, la luz diáfana del sol, la dificultad añadida que plantea la cal de la tierra, los aromas que aporta el ambiente… con esa materia prima, unos dos mil kilos de uva que rebosa salud, se construyó en el 2003 un blanco muy especial. En él se buscaba resucitar aquel vino vigoroso que, según dicen los libros, se elaboraba antiguamente. Blancos con alma de tintos. Porque en sus primeros pasos, las uvas se trataron exactamente igual que para hacer un vino de color. Se despalillaron los racimos, mosto y piel juntos maceraron varios días, a unos doce grados centígrados, hasta que por fin arrancó a fermentar. Solo después de ese momento se apartaron una del otro y siguió la fermentación en barricas de roble. Nuevas, de grano fino, de los bosques franceses y americanos, con capacidad para trescientos litros, para que los persistentes taninos y aromas de la madera no ahoguen la expresividad del fruto. En ese ambiente creció, y su puesta en escena se cuidó como la de una diva del “bel canto”, con una bonita etiqueta pegada a una botella no menos original. Catado ahora se le adivina el porvenir, se le aprecia la concentración, el poder como arma para llegar a un futuro pleno de tonalidades, hermoso en su magnífico buqué. Pero, solo un pero, la escasez de botellas hace presagiar que muy pocas alcanzarán el objetivo de los entendidos, de los amantes de esos mil matices que ofrece la complejidad de un vino hecho. A no ser que, además de alguna botella más, posean la virtud de la paciencia. El Xarel.lo de Can Credo 2003 Mata Casanovas, S.A. (Recaredo) Tamarit, 8 - 08770 Sant Sadurní d’Anoia Tel 938 91 02 14 cava@recaredo.es Precio: 20 ?

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