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Tacto de seda

  • Redacción
  • 2006-11-01 00:00:00

Decía Séneca, -y eso que no conoció el Pedro Ximénez- que «el vino asegura la curación de la tristeza». Desde la sabiduría que el filósofo y poeta cordobés nos legó en sus obras se advierte su amor por las cosas sencillas, digno nativo de una tierra que irradia alegría vital, de un pueblo que aprecia con naturalidad los placeres de la vida. Los viticultores cordobeses, gente observadora y sabia, dominan como nadie el arte de sacar el mayor provecho en las condiciones más adversas. De esa relación tan estrecha con la tierra que mora, con el clima, con sus uvas, y su luz, ha sabido producir una esencia única en el tórrido país del sol: los vinos dulces de Pedro Ximénez. Montilla es la ciudad elaboradora más célebre, donde asegura la leyenda que aquel soldado de los tercios de Flandes puso las primeras varas de la famosa cepa renana. Ahí trabaja Robles una bodega de larga tradición vinícola, que ahora, gracias a la pasión por la ecología de su director-gerente Francisco Robles, gran parte de sus viñedos constan como cultivo ecológico y sus vinos son como una avanzadilla en Andalucía. Aunque no reniegan de los vinos dulces clásicos que proporciona un sol de justicia en las postrimerías del verano sureño. En esa operación de extrema trascendencia, la evaporación del líquido sobrante del racimo, extendido en esas grandes esteras llamadas “paseros” a pleno sol, está la clave para que el mosto-esencia consiga más de 300 gramos de azúcar por litro. Después, la destreza, el arte, la maestría del bodeguero serán indispensables, porque para finalizar la obra, vendrá la adición cuidadosa y metódica del alcohol, su larga crianza en vetustas botas de roble y el sistema de soleras. Este «Solera Fundacional» es el máximo exponente del Pedro Ximénez de la casa. Un vino cuya concentración es tan considerable que da la sensación de denso néctar cuando se escancia en la copa. Lo mismo delata su color topacio con tonos oscuros, o los profundos y complejos aromas de frutas pasificadas, dátiles, cacao, café, frutos secos, especias o maderas nobles. Y lo mejor es su tacto de seda que, como una dulce caricia, se adueña del paladar. Un verdadero lujo de coleccionista: 50 años en el fondo de una bota esperando que nuestras manos liberen de su botella a ese genio genial. Su piel oscura y su tacto de seda nos propondrán que soñemos no con tres, sino con miles de deseos que nuestra imaginación tratará de hacerlos realidad. Pedro X Solera Fundacional Bodegas Robles. Ctra. Córdoba-Málaga, km. 447 14550 Montilla (Córdoba) Tel. 95765 00 63 info@bodegasrobles.com www.bodegasrobles.com Precio: 230 ?

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