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Un vino sin bautizar

  • Redacción
  • 2003-06-01 00:00:00

Ha nacido un vino original, pero aun no se ha decidido cómo nombrarlo. No deja de asombrarme Juan Luis Pérez de Eulate. Cada día se le descubren nuevas facetas a este estajanovista del vino. No le basta con ampliar las referencias de su preciosa «Vinoteca» de Palma de Mallorca, llevar a las islas esos vinos raros e imposibles de encontrar o distribuir más de 40 vinos nacionales y extranjeros. Desde siempre se ha sentido fascinado por ese milagro que ejercen las levaduras sobre el azúcar de la uva y el resultado final convertido en vino. Así que con la primera disculpa, se metió a bodeguero, bien acompañado y asesorado por enólogos competentes que supiesen traducir el vino que llevaba en la cabeza. Hizo los primeros ensayos con sus amigos de Felanitx, de la Bodega AN Negra, luego en su Navarra natal, en la bodega de Juan Pío Magaña, y después, en Celler Batle, una bodega modélica de la D.O. Binissalem. Y puestos a hacer un producto distinto, decidió que había que dar una opción a la desdeñada variedad Manto Negro. Y ya con el enólogo Arnau Galmés, eligió una parcela excepcional a la que sometió a un control riguroso, con poda en verde, una selección manual de los racimos hasta lograr 10.000 kilos de uva con una maduración perfecta. Fue fermentada en pequeños depósitos de acero inoxidable, y debido al escaso color que proporciona esta uva, hubo que sangrar hasta que se quedaron unos 3.000 litros. Fue tratado con temperatura controlada, pródigos remontados y más de veinte días de maceración. Y después, directamente a realizar la fermentación maloláctica en barricas, en envidiados envases de las tonelerías francesas que más suenan, Radoux, Dageneu, Berthomiou Demtos... Este es el que se puede considerar el vino base. También, y por el mismo procedimiento, se eligió un Cabernet muy maduro y una Syrah espléndida. 4.500 botellas y algunos mágnum aguardan en aquel santuario el día de su puesta de largo, que lo hará con una etiqueta diseñada por los artistas que han parido las de AN. Una acertada y distinguida vestimenta para un vino que busca la elegancia como forma de expresarse. Aunque todavía él no sabe como se llama.

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