Política sobre cookies

Utilizamos cookies propias y de terceros, así como los datos de la conexión del usuario para identificarle. Estas cookies serán utilizadas con la finalidad de gestionar el portal, recabar información sobre la utilización del mismo, mejorar nuestros servicios y mostrarte publicidad personalizada relacionada con tus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos y el análisis de tu navegación (por ejemplo, páginas visitadas, consultas realizadas o links visitados).

Puedes configurar o rechazar la utilización de cookies haciendo click en "Configuración e información" o si deseas obtener información detallada sobre cómo utilizamos las cookies, o conocer cómo deshabilitarlas.

Configuración e información Ver Política de Cookies

Mi Vino

Vinos

CERRAR
  • FORMULARIO DE CONTACTO
  • OPUSWINE, S.L. es el responsable del tratamiento de sus datos con la finalidad de enviarles información comercial. No se cederán datos a terceros salvo obligación legal. Puede ejercer su derecho a acceder, rectificar y suprimir estos datos, así como ampliar información sobre otros derechos y protección de datos aquí.

Una ficha para memorizar

  • Redacción
  • 2002-03-01 00:00:00

Ha llegado el momento de proveernos de una ficha u hoja de cata donde escribiremos las impresiones y juicios del vino que estamos degustando. Existen numerosos tipos, desde una hoja en blanco donde reflejaremos, en su orden natural, las sensaciones sensoriales -color, aroma, gusto- hasta las más complejas, con series complicadas de números y parámetros. Como siempre, lo mejor está en el término medio: una ficha que recoja las fases de la cata, ayudando a su evaluación, y que incluya los siguientes datos: nombre del degustador, fecha y referencia identificadora del vino, con apartados tales como aspecto, olor, gusto, y juicio global. Aconsejamos utilizar una evaluación de 0 a 20 para cada concepto, en la que 19 y 20 sería el vino perfecto; 16,17,18, un vino de gran calidad; 13, 14, 15, vinos buenos; 10, 11, 12, para vinos corrientes; 7, 8, 9, vinos mediocres; 4, 5, 6, los vinos malos; y 1, 2, 3, sencillamente imbebibles. Debería confeccionarse una ficha de acuerdo a las pretensiones y nivel de conocimientos de cada uno, de forma que sea una guía, una ayuda, y no se pierda más tiempo interpretándola que en escribir nuestras impresiones. Por ejemplo, pueden catarse varios vinos de una misma añada y zona para determinar cuál es el mejor; o pueden catarse vinos de distintas zonas para definir su perfil organoléptico y su puntuación relativa. En fin, puede realizar la cata simplemente para destacar las cualidades de un vino, desentrañar su sistema de elaboración, o localizar posibles defectos. Lo importante es que hagamos la cata con un objetivo claro, sabiendo lo que hemos de valorar: lo más importante es la armonía entre todos sus componentes; luego el aroma y buqué; a continuación, la estructura, redondez, suavidad, etc.; para terminar con el color y aspecto general. No olvide que la cata es el único método para definir la calidad de un vino. Emile Peynaud da un ejemplo: los parámetros químicos de un vino corriente del Medoc y un Gran Cru:

Corriente Gran Cru

Grado 11,1º 11,0º
Densidad 0,99 0,99
Extracto seco 26,7 26,8
Azúcar reductor 1,5 1,7
Acidez total 3,64 3,43
Acidez volátil 0,55 0,52

Desde un punto de vista analítico los dos vinos son prácticamente iguales. Y sin embargo...

enoturismo


gente del vino