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Ron, ron, ron... la botella de ron

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  • Redacción
  • 2016-03-10 16:02:17

“Quince hombres sobre el cofre del muerto. Ron, ron, ron, la botella de ron. La bebida y el diablo hicieron el resto. Ron, ron, ron, la botella de ron”, decía la canción de los piratas en la inmortal novela de Robert Louis Stevenson La isla del tesoro. Y es que, desde siempre, se ha asociado el ron con los piratas y el mar Caribe. “¡Que corra el ron!”, exclama entusiasmado en más de una ocasión el inefable capitán Jack Sparrow durante sus trepidantes aventuras.
Texto: Antonio Castillejo

Aunque pueda parecer mentira y casi nadie lo recuerde, el origen más remoto del ron hay que buscarlo en España y en su génesis jugaron los árabes un relevante papel. Ese delicado aguardiente que se consigue a partir de la destilación de los dulces jugos fermentados de la caña de azúcar comenzó a producirse tras la reconquista española del reino nazarí de Granada. Fueron españoles los barcos que en 1493 llevaron la caña hasta la por entonces recién descubierta América, donde gracias a su favorable clima floreció la producción de azúcar y la de ron a partir de la espesa melaza que la planta desprende tras ser extraída. Una producción de ron que, con la llegada de ingleses y franceses a las Antillas, comenzó a crecer como la espuma.

Que se sepa, en las Indias Occidentales el destilado se menciona por primera vez en documentos oficiales de 1650 en Barbados, donde, por cierto, aún funciona la destilaría más antigua del mundo, la Mount Gay Distillery, que abrió sus puertas en 1703. Al ron se le llamaba en aquellos documentos kill devil (diablo asesino), un término que en las Antillas francesas se transformó en guildive. Pero pronto se comenzó a conocer como rum en inglés, rhum en francés y ron en español. Y como rum aparece ya en una orden del gobernador de Jamaica fechada en 1661.

Durante los siglos XVII y XVIII, las Antillas proveyeron de un flujo constante de ron tanto a Europa como a Norteamérica, donde no solo se consumía sino que también se utilizaba como moneda de cambio en África para la compra de esclavos y marfil. Pero la demanda era tal que pronto surgieron destilerías por toda Nueva Inglaterra, que a mediados del siglo XVIII ya contaba con 150 centros de producción, con lo que la importación de ron ya destilado comenzó a descender y la de melaza a crecer.
El ron era por aquel entonces la bebida más popular entre los marinos británicos que controlaban los océanos, hasta el punto de que todos ellos, fuera cual fuese su graduación, recibían una vez embarcados sus medidas reglamentarias de ron, una costumbre instaurada en el siglo XVIII que la armada de su Graciosa Majestad mantuvo en vigor hasta 1970. “No me hablen de la tradición naval. No es más que ron, sodomía y látigo”, se dice que en cierta ocasión explotó Winston Churchill, aunque el político siempre renegó de aquella sentencia.

Ya a finales del siglo XIX, los precios del azúcar se desbordaron y en las Antillas francesas comenzó a producirse el ron agricole, o aguardiente de caña, sustituyendo la melaza por el conocido como guarapo, el zumo obtenido de la propia caña en la molienda; un producto que en Brasil comenzó a conocerse como cachaça, hoy imprescindible para preparar la deliciosa caipirinha y que difiere del ron tradicional en su mayor tiempo de fermentación y en el añadido de azúcar al destilado.

 

Añejamientos, colores y procedencias

Sin olvidar que hoy se produce ron en casi todo el mundo, suelen generalizarse tres categorías de ron tradicional según su procedencia sea hispana (además de la propia España, de países antillanos y caribeños de lengua castellana como Cuba, Venezuela, Puerto Rico, Nicaragua, Guatemala, República Dominicana...), británica (las mismas zonas pero de países angloparlantes como Jamaica, Barbados o la Guyana) o francesa (los famosos rones agrícolas de la Martinica).

En cualquier caso, al hablar de tipos de ron conviene recordar una vez más que su proceso de elaboración comienza con la cosecha de la caña de azúcar para la posterior extracción del jugo que más tarde será fermentado, destilado y finalmente envejecido, y que tras su destilación el ron es incoloro, es el tiempo que permanece acunado en el roble el que determina el color, aroma y sabor característicos de cada ron.

De esta forma, el ron blanco es el que menos tiempo pasa en la barrica. Cuanto más tiempo está en ella, más oscuro se vuelve, si bien hay rones blancos muy envejecidos a los que se somete a proceso de filtrado con carbón para despojarlos del dorado adquirido en ese tiempo. Los rones blancos, cuyo tono puede llegar incluso a un ligero dorado muy claro, tienen un añejamiento que va de los 18 a los 36 meses, lo que los hace secos y les aporta un sabor vegetal y afrutado que los convierte en ideales para cócteles tan clásicos como el daiquiri o el mojito.

Por su parte, el ron dorado está añejado durante cinco años en la barrica de la que toma no solo su color sino también su olor y aroma a madera. Si el arropamiento en la barrica, normalmente de roble, llega a los siete años el ron se conoce como oscuro o añejo y tanto su color como su olor y su sabor, además de reforzar los matices de la madera, adoptan un importante tinte ahumado que llega a su culmen a partir de los diez años de barrica, con el ron añejo extra.

 

Ese compañero imprescindible
La versatilidad del ron lo convierte en un destilado fundamental en multitud de cócteles. Además del famosísimo cubalibre, que mezcla ron con refresco de cola y que todos conocemos, entre los más populares encontramos el clásico y refrescante mojito cubano de sabor dulce y cítrico a un tiempo, donde el ron se funde con azúcar, lima, menta y soda. Por su parte, el irrenunciable daiquiri es también un símbolo cubano por excelencia y existen numerosas formas de prepararlo, aunque la tradicional es a base de  ron blanco, lima y fruta. Muy similar al daiquiri, solo que con granadina, es el bacardí, creado por la propia compañía Barcadí en Estados Unidos hace 80 años y después de ganar un proceso judicial en el que se reconoció que para elaborar este cóctel solo podía utilizarse ron blanco Bacardí, además de lima y granadina.Otro importante trago cubano es el Mary Pickford, bautizado así en la isla por un barman norteamericano exiliado durante la época de la Ley Seca en honor a la famosa actriz canadiense y que mezcla el ron blanco con marrasquino, zumo de piña y granadina.

Desde Puerto Rico nos llega la piña colada, bebida oficial de la isla desde 1978, que en su receta original mezcla ron con crema de coco y zumo de piña. En Jamaica es imprescindible probar Planter’s Punch, que en muchos otros lugares es un gran desconocido y que se elabora con ron blanco y zumos de naranja, limón, piña y granadina.

El Mai Tai, cuya traducción del tahitiano es delicioso aunque muchos sitúan su origen en California, es un estupendo trago largo que aúna rones blanco y dorado con curaçao, zumo de almendra, lima y granadina. Por su parte, el Between the Sheets, que en castellano traduciríamos como entre las sábanas, nació en París en los años treinta con ron blanco, brandy, triple seco y zumo de limón.

Y para terminar este rápido repaso a los cócteles en los que el ron es protagonista indiscutible, no podemos dejar de mencionar el Hemingway Special, creado por el propio Ernest Hemingway como una variante de su amado daiquiri pero sin azúcar y, eso sí, con mucho más ron.

 

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Bermúdez Aniversario
Salido de la destilería más antigua de la República Dominicana es una joya de producción limitada producida con los rones más añejos del país

Edmundo Dantés 15 años
Excepcional maravilla cubana con notas de vainilla, cacao, café y tabaco de la que tan solo se producen 3.000 botellas al año.

Ron Zacapa XO
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Havana Club Añejo 15 Años
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Ron El Dorado Reserva 21 años
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Ron Appleton Estate 21 años
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Matusalem Gran Reserva Solera 23 Años
Mezcla de viejos rones con otros más jóvenes, esta joya dominicana, elegante y cremosa, exige ser saboreada sin prisa

Brugal 1888
Sublime ron repleto de matices de la gran destilería dominicana que homenajea al año de su fundación con delicadas notas de café, madera y regaliz.

Ron Añejo Pampero Especial
Aromas amielados con un fondo de roble en forma de especias dulces que resultan embriagadores. En boca destaca por los recuerdos de frutos secos y un posgusto dominado por los detalles de la crianza.

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