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Santiago Menéndez de Luarca

  • Redacción
  • 2005-02-01 00:00:00

«Debe haber menos intervencionismo» Lleva 35 años en el mundo agroalimentario español, bagaje más que suficiente para conocer al dedillo lo que se cuece dentro y fuera de él. Crítico, más bien realista, el subsecretario del MAPA considera que el sector vinícola español necesita más libertad para actuar, reaccionar y evolucionar. En los pastos cántabros comienza su andadura profesional. Como Ingeniero Agrónomo especializado en ganadería, Santiago Menéndez de Luarca invirtió entre Cantabria, Navarra y Asturias diecisiete años de su vida, batallando por el desarrollo del medio rural. Una labor comprometida que, con el paso del tiempo, tras regresar como consejero de Medio Rural y Pesca del Principado de Asturias, le propició el agradecimiento y reconocimiento de todos los sectores implicados. Su llegada a Madrid en el 87 como director del ya desaparecido Instituto Nacional de Denominaciones de Origen (INDO) fue otra gran prueba. Gracias a este organismo se sentaron las bases para la creación de las Denominaciones de Origen y se puso orden y criterio a un sector algo caótico. Hoy, como subsecretario del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), tercero en el organigrama ministerial, sigue manteniendo esa actitud comprometida que siempre le ha caracterizado, más sereno, pues la edad le aporta la tranquilidad de la experiencia, pero igual de crítico y exigente que en sus comienzos, máxime cuando se trata del vino. En estos 18 años, desde que empezó como director del INDO, el sector vinícola ha dado un giro total . ¿Qué cambios importantes destacaría? Cuando llegué al INDO lo hice en un momento crucial en la evolución vinícola de nuestro país. He vivido muy de cerca el paso de la cultura, más bien anticultura, del hectogrado, del volumen, del color, a la cultura del vino de verdad, la de la buena elaboración aplicando la tecnología. Una evolución donde se ha sabido conjugar, con criterio, los avances técnicos con la tradición. El INDO realizó una labor importantísima por el vino, por dignificar uno de nuestros productos más emblemáticos, por salvaguardar su calidad y diversidad. Marcó las líneas para la creación de las Denominaciones de Origen. La paradoja es que ahora, teniendo unos vinos de calidad excelente, el consumo ha descendido considerablemente. En los últimos 17 años se ha pasado de los 42,67 litros per cápita del 87 a los 26,25 litros del 2003. ¿Por qué hemos llegado a esta situación? . El vino no sólo es cultura, también es economía y algo de sociología. Existen desajustes entre la oferta y la demanda, problemas con la comercialización en un mercado cada vez más competitivo. Además de la existencia de un consumidor más reflexivo, que compra menos, pero de mayor calidad, que acepta pagar el precio por un buen vino. Estamos en lo que yo denominaría una selección darwiniana. No se puede hablar eternamente de crisis, una crisis que dura años. Es una evolución y una revolución a la vez ante la que hay que reaccionar para sobrevivir. A este panorama tan poco halagüeño se suma la nueva Ley de la Viña y del Vino del 2003 que no ha contentado del todo a los agentes implicados. Esta Ley está muy condicionada, sobre todo por la legislación europea. Este sector es uno sobre los que más se ha legislado en Europa. Es una normativa, además, que ha suscitado polémicas diversas, incluso se han interpuesto contra ella dos recursos de inconstitucionalidad por parte de las Comunidades Autónomas de Cataluña y Castilla-La Mancha. Considero que no es una ley tan positiva, es más bien una maniobra de maquillaje. Creo que es un sector lo suficientemente maduro como para encorsetarlo tanto, hay que darle mayor grado de libertad. Debe haber menos intervencionismo, fijar las normas y dejarles actuar. No se puede imponer criterios en función de los cambios políticos. Existe el firme compromiso de modificar esta Ley. Para tratar de afrontar y mejor la situación el MAPA convocó a todo el sector, junto a representantes de las Administraciones central y autonómicas para contar con un documento base para elaborar un Plan Estratégico del Sector Vitivinícola ¿Cuáles son las prioridades de este Plan? La prioridad es lograr el consenso de todos. La pretensión es que esté operativo en mayo, pero hay que ser cautos. Existe un desajuste productivo, tenemos que diseñar líneas de actuación para aumentar la competitividad de los vinos españoles en el mercado exterior, donde, a pesar de su reconocida calidad, sigue comercializándose como un producto barato, por lo que no se recupera valor añadido. Entre las actuaciones a corto y medio plazo está lograr unos niveles adecuados de renta para el viticultor. Pero lo realmente prioritario es que el sector esté unido, esa es su fuerza. Sin ser pesimista, este plan, aunque necesario, no será suficiente. Servirá para saber lo que hay, los retos que se deben afrontar y actuar. Está claro que hay que reforzar el mercado exterior, pero no se debe descuidar el mercado interior, donde el consumo sigue cayendo. Por supuesto. Nunca el vino estuvo tan cuidado en nuestro país como ahora, tanto por la gastronomía como por los medios de comunicación. Hemos logrado afianzar esa cultura del vino de la que hablamos, pero también hay que romper ciertos tópicos como el de que el vino más caro es el mejor. El consumidor es soberano y sabe elegir, por suerte tiene una gama de vinos de una calidad impresionante a precios muy diversos. Otro tópico que hay que romper es el de los maridajes inflexibles. Existen recomendaciones, pero la elección última sigue siendo del consumidor. Pero la baza principal está en llevar el vino a los jóvenes, que disfruten de él, que aprecien la variedad, la zona, el terruño..., con un lenguaje coloquial, popular. También la gran distribución juega un papel importante para incrementar el consumo interno en el hogar, potenciando su capacidad de comunicar y atraer al consumidor ¿Cuál es la herramienta para liderar los mercados? La investigación, la utilización de nuevas tecnologías de elaboración que mejoren la calidad de los vinos y acentúen la personalidad, la diversidad... Y el marketing , poner el producto en conocimiento del consumidor. Por eso el sector debe estar unido para saber vender los vinos de España. ¿Cómo cree que afectará en todo este devenir la incorporación de los 10 nuevos estados a la Unión Europea, algunos de ellos productores de vino como Hungría, Eslovaquia o Eslovenia? Esta incorporación también debe estudiarse o analizarse en el Plan Estratégico. En términos generales es una gran oportunidad para los vinos españoles. Estos países comercialmente nos interesan. Supone la entrada de nuevos consumidores, de abrir mercados, con los riesgos que conlleva. Si logramos aumentar nuestra competitividad con estrategias ágiles y eficaces captaremos la atención de estos mercados. «Creo que es un sector lo suficientemente maduro como para encorsetarlo tanto, hay que darle mayor grado de libertad. No se puede imponer criterios en función de los cambios políticos» Santiago Menéndez de Luarca: Desde abril de 2004, Santiago Menéndez de Luarca es subdirector del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), pero su trayectoria profesional en el ámbito de la alimentación es larga, repleta de retos y «destierros». Ingeniero Agrónomo por la Universidad Politécnica de Madrid, es funcionario del MAPA desde 1974. Desempeñó durante la década de los 70 el cargo de director de la Agencia de Desarrollo Ganadero en Santander. En 1980 fue nombrado director gerente del Instituto de Gestión del Vacuno, para después ocupar el puesto de director regional de Agricultura en el Principado de Asturias. Su primer contacto con el mundo del vino llegó en 1987 cuando es nombrado director del Instituto Nacional de Denominaciones de Origen (INDO), haciéndose cargo en el 94 de la Dirección General de Industrias Agrarias y Alimentarias. En el 96 pasó a ser Vocal Asesor del Consejo Superior Agrario, y tres años más tarde ocupó el cargo de consejero de Medio Rural y Pesca del Principado. Es autor de numerosos artículos y ponencias sobre ganadería y vitivinicultura, sus dos pasiones, y ha participado como profesor en numerosos cursos, de los que cabe destacar los impartidos en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander.

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