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António Amorim, ¿el corcho sigue estando de moda?

  • Redacción
  • 2006-04-01 00:00:00

Es el señor de la corteza del alcornoque: António Rios de Amorim dirige el grupo portugués Amorim, líder mundial del negocio del corcho. Se le considera el cerebro de una verdadera revolución cultural en este sector. Se están popularizando enormemente otros tipos de cierres alternativos. Señor Amorim, ¿se le ha pasado el arroz a su sector? Sí, hemos sido demasiado indolentes. Pero la enorme presión del mercado ha provocado cambios fundamentales. Antes, los tapones de corcho suponían un 95 por ciento del mercado, actualmente nos situamos en el 90 por ciento. Ha sido una llamada de atención para el sector. ¿Qué es lo que debe cambiar? En el futuro, las empresas corcheras sólo tendrán éxito si controlan todos y cada uno de los pasos de la producción, desde la corteza de árbol hasta la botella, desde la materia prima hasta el tapón de corcho terminado. Lo cual es lo mismo que una revolución cultural. Hasta ahora teníamos miles de propietarios de alcornoques, 400 trabajadores, 70 exportadores y, en los pasos intermedios, un gran número de intermediarios. Había demasiadas personas involucradas en el proceso de producción. Esto va a cambiar profundamente. O sea, un cambio estructural, como en el sector del vino. Si quiere expresarlo así... Los clientes esperan productos profesionales y una alta seguridad en la calidad. El que no pueda ofrecer estas condiciones o no disponga del equipamiento técnico necesario, se quedará por el camino. Como presidente de la asociación portuguesa del corcho, está usted planeando la instalación de un parque industrial con un moderno sistema de lavado para la materia prima, que podrían utilizar todas las empresas corcheras del país. ¿Qué espera usted conseguir con ello? Los verdaderos enemigos del corcho no son los tapones de plástico, sino los malos productores de corchos. Con este proyecto conjunto queremos eliminar de base los problemas con el TCA y el sabor a corcho. También podrán aprovecharlo los pequeños productores que no podrían costearse este equipamiento ellos solos. Cosa que podría resultarle indiferente al gigante Amorim. Ustedes venden anualmente tres mil millones de corchos y controlan una cuarta parte del mercado mundial del corcho. Eso supondría tener muy poca visión de futuro, pues somos, de alguna manera, el rostro visible de la industria corchera portuguesa. Precisamente nosotros debemos esforzarnos con todos los medios a nuestro alcance para infundir confianza en la calidad del corcho. Uno de nuestros mayores retos consiste en demostrar que el corcho es mejor elección que las alternativas. Siendo líderes en el mercado, tenemos la obligación de ser pioneros en este asunto. ¿Cómo piensan demostrarlo? Actualmente se están llevando a cabo investigaciones para estudiar la estanqueidad de los tapones y su influencia en la evolución del vino. Muchos cambiarán de opinión cuando se hagan públicos los resultados. Cosa que ya está empezando: los australianos han constatado cambios reductivos en los vinos cerrados con tapón de rosca; por otra parte, ningún comentarista del ramo, ni en EE UU ni en el Reino Unido, sigue defendiendo hoy por hoy seriamente los tapones de plástico. Y el tapón de cristal como alternativa aún está poco experimentado. En el extranjero, los mercados son escépticos frente al «cristal sobre cristal», por el peligro de rotura durante el transporte. Pero en el mercado suizo y alemán, las cosas son distintas. Los productores de vino son entusiastas del plástico, que además es más barato. Los primeros mercados que introdujeron los tapones de plástico también han sido los primeros en abandonarlos. Han surgido problemas que han obligado a algunos consorcios de renombre del sector de la alimentación a reestructurar recientemente su surtido. El plástico está fuera de onda. No obstante, el mercado alemán es difícil. Más de dos tercios de los vinos que se venden en Alemania cuestan menos de dos euros. Al trabajar con un margen de ganancia tan pequeño, los comerciantes ahorran primeramente en el envase. Por eso también ofrecemos corchos de diversos precios. Nuestro objetivo es cubrir todos los segmentos del mercado con nuestro portafolios. ¿Pero para qué sirven los corchos baratos? ¿Realmente son buenos y seguros? Producimos los llamados corchos técnicos, hechos con el granulado de los restos de la producción de corchos naturales. El granulado se realiza inmediatamente después de troquelar los cilindros de corcho. Así se evita la formación de moho. El gremio de vinicultores sigue siendo escéptico. Los fabricantes de corchos se han publicitado demasiadas veces ya con todo tipo de tratamientos y métodos, pero los problemas con el sabor a corcho no han disminuido. Actualmente, gracias a la investigación se han desarrollado nuevos métodos para la eliminación de las sustancias que provocan el temido sabor a corcho. Comienzan con el almacenamiento correcto de las cortezas de alcornoque y de la materia prima. También el cocido de la corteza de alcornoque está muy perfeccionado en la actualidad, permitiendo aislar totalmente las sustancias no deseadas. Con nuestro sistema «Rosa», el granulado pasa por una espiral en la que se destilan los componentes no deseados por medio de vapor. Este sistema permite producir tapones de corcho con unos valores de sabor a corcho por debajo del umbral de percepción del sabor, cinco nanogramos por litro. ¿No lo estará viendo usted a través de cristales de color rosa? En absoluto. Nuestros métodos se basan en la prevención: evitamos los problemas en todos los puntos del proceso de producción. Y controlamos los resultados: tenemos siete cromatógrafos de gases funcionando 24 horas al día, que analizan muestras de corcho en busca de contaminación por TCA. Esto supone 10.000 pruebas al mes, cada una de las cuales cuesta 100 euros. A pesar de ello siguen circulando cifras de una cuota de sabor a corcho de entre un cinco y un diez por ciento. Un gremio con semejante volumen de reclamaciones no podría sobrevivir. De hecho, el porcentaje de reclamaciones es mucho menor. En Amorim, hace años que nos mantenemos muy por debajo del uno por ciento, y esto independientemente de los precios: en el año 2004, el número de quejas en el caso de nuestro asequible corcho «Twin Top» se situó en un 0,2 por ciento, y el del «Neutrocork» en un 0,04 por ciento. Si ya no es perceptible el sabor a corcho, entonces ustedes habrían eliminado este azote y habrían solucionado todos los problemas. ¿No estará usted siendo un tanto osado? No, y para demostrarlo estamos estructurando nuestro sistema con total transparencia. Incluso hemos contratado expertos para llevar nuestra filosofía a los mercados y explicar nuestro modo de producción y nuestros controles de calidad. Pero el corcho, al fin y al cabo, es un producto natural. Y eso hay que respetarlo. Un producto con sus puntos fuertes, y algunos débiles y difíciles de eliminar por completo. En los últimos años han invertido más de cuarenta millones de euros en nuevos lugares de producción y en investigación y desarrollo. Gracias a la UE, han recibido elevadas subvenciones para sus inversiones en el sur de Portugal. Sí, hemos aprovechado las ventajas de la elección del emplazamiento. A pesar de todo, para nosotros ha supuesto una inversión enorme. Las nuevas fábricas están destinadas a la producción de corcho crudo y se han optimizado atendiendo a las conclusiones de las más recientes investigaciones. ¿Realmente merece la pena tanto esfuerzo? Dicen que los alcornocales están en extinción... Eso es una tontería. La edad media de los bosques y dehesas de alcornoques en la península Ibérica es de 80 años. Los árboles tienen una esperanza de vida de 250 años. Esto quiere decir que ahora estamos cosechando la corteza de 1920. Se trata de un consenso y compromiso moral entre generaciones. La replantación anual se sitúa en un cuatro por ciento. Antes teníamos un cultivo más bien extensivo, con poca densidad de plantación: en una hectárea sólo había 50 árboles. Ahora plantamos 120 alcornoques en la misma superficie. O sea que no hay peligro. El gigante en cifras Corticeira Amorim SGPS • 30% en bolsa, 70% propiedad de la familia • Volumen de facturación anual: 430 millones de euros • Producción corchera: tres mil millones de corchos al año • Empleados: 3.700 • Más de 20 complejos de fabricación • 31 empresas de distribución a nivel mundial • Exportación a 93 países • Inversión empresarial desde 1997: 43 millones de euros La investigación y el desarrollo forman parte del negocio del corcho tanto como la nueva plantación de árboles.

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