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Serena Sutcliffe, ¿qué debemos comprar para nuestra propia bodega?

  • Redacción
  • 2007-12-01 00:00:00

Gracias a su saber sobre vinos, la casa de subastas Sotheby’s ha conseguido facturaciones millonarias. Ella aconseja a los amantes del vino avispados que se financien su afición especulando con vinos de culto. Serena Sutcliffe, usted es una de las grandes autoridades del mundo del vino. ¿Cómo ha llegado a ocupar una posición tan singular? El vino me empezó a interesar ya a los 16 años, pero la cata no se convirtió en una profesión para mí hasta 1972. Entonces trabajaba de traductora en París y pasaba todos los fines de semana en los viñedos. Pero para desarrollar su carrera se trasladó a Inglaterra. ¿Es que Francia no es buen lugar para los expertos, o bien entonces aún le faltaban conocimientos? Me habría gustado quedarme, pero no había perspectivas verdaderamente interesantes. En Francia se puede ser experto en una región. Pero yo quería especializarme en vinos superiores de todas las regiones, y para eso Londres es el lugar clave. En ningún otro sitio hay vinos de tanta calidad y variedad. Pero ahora Londres ha de compartir su privilegiada posición con otras metrópolis como Nueva York. Sí, eso es cierto. Aunque algunas personas interesadas vienen a vernos a Londres, el verdadero mercado está al otro lado del Atlántico. En Nueva York se concentran las mayores fortunas de los EE UU y allí también se encuentran las colecciones más fabulosas. Por eso abrí en 1994 nuestra oficina en la Avenida York. ¿Cómo se explica la gran demanda de vinos superiores en EE UU? ¿Es importante poseer una colección cuando se pertenece a la alta sociedad? Coleccionar vinos raros viene después de comprar una casa, una residencia de invierno, una limusina de lujo, un yate o algunos cuadros. Todo ello forma parte del estilo de vida americano. También en China se han abierto nuevos mercados. Su filial en Hong Kong, ¿tendrá pronto una sección de vinos? No sería sensato hacer caso omiso de tales tendencias, pero aún vacilamos. El mercado chino es complicado y protege sus propios intereses. Por sus elevados impuestos para la importación y exportación, se ciñe a los actores locales. Lo cual no es una ventaja para los clientes. Una subasta realmente lograda es aquella que no conoce fronteras. El público es una de las condiciones básicas para el éxito de una subasta. Pero ¿qué papel desempeña la calidad del vino? La mercancía debe ser de primerísima calidad. Por eso prefiero colecciones que no hayan salido de la bodega desde su compra en primeur. Las colecciones de los expertos en vinos son óptimas. En el caso de colecciones particulares, hay que conocer su historia con exactitud y saber cómo y cuándo se adquirieron. Usted domina varios idiomas a la perfección, viaja constantemente alrededor del mundo y dirige numerosas catas de vinos. ¿Son éstas condiciones imprescindibles para saber dónde y cuándo un amante del vino quiere deshacerse de su colección? Las subastas de éxito son bien conocidas. Allí tomo contacto con coleccionistas, empieza a construirse una relación de confianza y me piden consejo para una u otra compra. En principio, un coleccionista siempre compra demasiado. Pero su bodega tiene unas dimensiones determinadas y un día me llama directamente o bien deja caer la frase: “Tengo demasiadas botellas”. La composición de la bodega, ¿permite sacar conclusiones sobre el carácter del coleccionista? Unos compran para beber, otros para invertir, y otros para que sus hijos hereden la colección. En California entusiasman los vinos italianos y los grandes Cabernets, pero un francés se ceñirá casi exclusivamente a los vinos franceses. Los profesionales de la gastronomía prefieren los grandes vinos de la Borgoña, por lo bien que combinan con los platos y guisos, y el público más joven preferirá un Côte-Rôtie de Guigal con notas de madera nueva, por ejemplo. ¿Qué compras aconsejaría usted a una persona normal que quisiera empezar a formarse su propia bodega? Le aconsejaría comprar vinos que se puedan beber ya. Estoy pensando, por ejemplo, en algunos buenos crus bourgeois. Y completaría con algunos vinos superiores que, cuando hayan alcanzado su momento óptimo, se puedan revender para financiar esta afición. De este modo, la bodega se financiará sola. ¿Qué opinión le merecen los vinos del Nuevo Mundo? ¿Podrán celebrar pronto su inclusión en las subastas? Aún no. Las subastas son un negocio muy conservador y están dirigidas sobre todo a los crus clásicos. Además, en la actualidad el mercado se está polarizando: la diferencia de precio entre los grandes nombres y los menos conocidos es cada vez mayor. Muchos compradores, por ejemplo del Nuevo Mundo, sólo conocen algunos nombres especialmente célebres, y en ellos invertirán. En el caso de los compradores asiáticos, más bien se trata de nuevas fortunas, y compran para cimentar su imagen. Los vinos alemanes y suizos, ¿consiguen saltar la valla de su selección? ¡A mí me interesan todos los vinos! Pero mi trabajo exige que me concentre en los ‘non plus ultra’. En las subastas, el Rin y el Mosela son dos de las regiones vinícolas más importantes. De entre los vinos austriacos y suizos, sólo llegan a las subastas los Beerenauslese y Trockenbeerenauslese. Han logrado subir enormemente y son vinos exquisitos para la gastronomía. ¿Qué porcentaje tienen los distintos países productores? Los grandes vinos de Burdeos suponen el 70 por ciento, el resto está dividido entre los de Borgoña, que a mí personalmente me fascinan igualmente por su sensualidad y finura, los vinos del Ródano y algunas referencias de Italia y España. ¿Y el Champagne? Las marcas conocidas tienen gran éxito, al igual que las añadas más antiguas, lo cual ha sido una sorpresa para nosotros. Antes esto sólo ocurría en el mercado inglés, pero ahora hasta los estadounidenses y los asiáticos se los disputan. Las ventas históricas como la Millennium Sale, que tuvo lugar en Nueva York en 1999 y supuso un volumen de 14,4 millones de dólares (10,46 millones de euros), seguramente habrá otorgado a la sección de vinos una posición importante en Sotheby’s. En absoluto, la sección de vinos es una de las más pequeñas. Lo que sí es cierto es que muchos clientes nuevos nos contactan a través del vino y luego amplían su interés hacia otros campos como el arte. Con el vino se puede ganar una fortuna: las botellas valiosas se guardan para revenderlas, en lugar de beberlas. ¿Se ha adecuado el perfil de sus clientes a esta tendencia? Para una persona con un sueldo normal, los grandes vinos se han vuelto prácticamente inaccesibles. Es una evolución imparable. El vino se ha convertido en una inversión financiera. Antes, el comercio bordelés financiaba los crus classés guardándolos, pero hoy su tarea se limita a la reventa. La financiación recae ahora en el consumidor final, en los bancos o en los fondos de inversión. Los precios de los premiers crus se dan a conocer en varios “tranches”, es decir, segmentos de precios, para impulsarlos al alza. Con ello, las fincas superiores aspiran a hacerse ellas mismas con los márgenes de ganancia. ¿Cómo es su propia bodega? Colecciono apasionadamente, pero sólo los vinos que me gustan. Mi bodega es desorganizada, sin planificación y sin contabilidad; es como yo: espontánea.u0008 Serena Sutcliffe Actualmente tiene 60 años. Primero fue intérprete de francés para la UNESCO en París, después trabajó en una gran empresa londinense de comercio de vinos y en 1976 fue la segunda mujer en lograr el título de Master of Wine. Actualmente es directora de la sección internacional de vinos de la casa de subastas Sotheby’s y dirige subastas en Londres y Nueva York. Es miembro de la Académie Internationale du Vin y en 2006 fue nombrada por el gobierno francés “Chevalier dans l’Ordre National de la Légion d’Honneur”. Serena Sutcliffe realiza catas y cursos de vinos, pronuncia conferencias y es autora de numerosos libros. Los más conocidos son “Grandes vinos de la Champagne” y la “Guía de bolsillo de la Borgoña” (ambos publicados en la editorial Hallwag). Está casada con David Peppercorn, también Master of Wine y gran especialista en vinos de Burdeos.

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