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Una hora con Marimar Torres, propietaria de Marimar Estate

  • Redacción
  • 2012-11-01 09:00:00

“Aquí soy más Marimar y en España más Torres”

Atrapa desde el primer momento. Una personalidad que transmite con la mirada curiosa e inquieta de sus grandes ojos azules. Le encantan los retos y la satisfacción de conseguirlos. La pequeña de tres hermanos que decidió vivir en California. Y triunfó.


¿Cómo es Marimar Torres?
Muy feliz, me encanta lo que hago. Trabajar duro y haber conseguido lo que quiero es una gran satisfacción.

La familia Torres es un referente en gran parte del mundo, y también en Estados Unidos. ¿Qué imagen tienen sus vinos allí?
Es un mercado difícil. Entre 1975 y 1994 me ocupé del marketing de la bodega y nos fue muy bien. Pasamos de vender 15.000 a 150.000 botellas. Luego lo dejé para elaborar mi propio vino en California. En Europa, Torres tiene mucho más prestigio, ahora las ventas en Estados Unidos han caído un poco.

¿Cómo recuerda su llegada a California?
Me fui con 28 años, un poco a la aventura, me gustan las aventuras. Lo recuerdo muy emocionada, con encuentros, escollos y algo difícil. Te encuentras sola y tienes que acostumbrarte a que no te cuiden, todo lo tienes que hacer tu sola. Y ahora me encanta, es tan diferente...Aquí soy más Marimar que Torres y en España más Torres que Marimar. Aquí tienes mucha más responsabilidad, y en España tienes a la familia. Ahora me gusta ser más Marimar.

¿Cómo mantiene el contacto desde Estados Unidos?
Voy a España cuatro veces al año, para hacer degustaciones y catas y para ver a la familia. Por mí y por mi hija, que también es su familia y es la que tiene. Con mi hermano Miguel hablo cada fin de semana.

Una masía en California, aterrizaje haciendo patria, ¿entendían lo que era?
Al principio no, pero ha sido el motor: España, la familia, lo orgánico... Somos una granja y tuve que explicar el concepto de masía. En la bodega lo notas cuando entras y explicamos a la gente qué es la familia. Tenemos un comedor de masía con chimenea muy acogedor, un panel de fotos de familia, mis libros, damos tapas en el patio... Hacemos patria.
Practica la viticultura biodinámica y orgánica desde hace muchos años. ¿Conciencia o necesidad?
Conciencia. En 2002 estuve en Borgoña y veía que muchas viñas ahora son orgánicas porque se habían cargado el suelo, los nutrientes, estaban erosionado el suelo porque no cuidaban la tierra y había que restaurarla. Y por eso me decidí a transformar una parcela en 2003, y al cabo de dos o tres años comprobé que eran mejores. Es más caro, pero hay que pensar en el futuro. La viña es como un niño que hay que cuidar para que crezca sano.

Afirma que sus vinos son fruta californiana con estilo europeo. ¿A qué saben?
Son unos vinos que al beberlos te hacen sonreír. No son pesados, envejecen muy bien, son buenos acompañantes de la comida, jugosos, largos en el paladar y sutiles. Lo más importante para mí es el equilibrio y la elegancia. En el Russian River son muy clásicos los intensos aromas y sabores de cereza picota y frutos del bosque.
¿Qué vino sueña hacer pero todavía no consigue?
En 2004 me planteé el reto del Albariño y ya lo estoy haciendo. La añada 2010 es la primera, un vino muy aromático pero no ácido, está buenísimo. También quiero hacer un Tempranillo. Y tengo más sueños, una cava subterránea, una sala de degustación fuera de la bodega... y ya lo estoy haciendo.

¿Qué le falta a España para despegar?
Estamos mal acostumbrados. No hay que confundir los derechos con los privilegios ni pensar en que se merecen. En general, la mentalidad del bodeguero es pensar que todo tiene que ser fácil. Nos hemos puesto de moda y hemos creído que por ello nos merecemos más. Demasiada tranquilidad. Negación del amor al reto.

Hablamos mucho de cultura del vino, pero en España cada vez se bebe menos...
Estados Unidos consume y España exporta, hay espíritu de vivir. Con mi club Círculo Marimar lo compruebo, hago cinco fiestas al año, me sorprende la gente y lo que le gusta el vino.

Viaja por todo el mundo, ¿qué es lo que más le ha sorprendido últimamente?
Cada país me sorprende. Rusia, por ejemplo, tiene un potencial impresionante, a la clase alta le encanta comprar y se lo pasan de maravilla.
Otra de sus pasiones es la cocina. Dicen que sus paellas y barbacoas son famosas en la bodega...
Me encanta organizar fiestas y compartir con los amigos lo que tengo. La gente responde muy bien a una buena presentación. Ahora estoy preparando un nuevo menú: arroz barcelonés, con queso, y arroz de verano. Me encanta la cocina y pasear por la viña. Cuando me retire quiero dedicar más tiempo a los amigos, leer más, montar a caballo... Me gusta ir tanto de tejanos y botas como con traje de gala en un concierto.

¿Su hija Cristina es más californiana o catalana?
Californiana. Es muy trabajadora, independiente y le gustan los retos. Para ella no hay nada imposible, y eso es muy americano. También le gusta el clima y sus amigos. De la familia le gustan los lazos. Intento inculcar a mi hija los valores de la familia, el apoyo moral es muy importante para mí, el “juntos iremos mejor”. Yo la animo a que salga y haga cosas por su cuenta, no es bueno para ella vivir en casa. El carácter lo forja tu alrededor. Somos el patrón de nuestro propio barco.

¿Cuál es su plato favorito y con qué vino le gusta acompañarlo?
Paella con Pinot Noir.

Biografía
Marimar Torres
Nacida en Barcelona en 1945, con 28 años decidió vivir en California. Licenciada en Altos Estudios Mercantiles por la Universidad de Barcelona, estudió marketing en ESADE, se graduó en la Stanford Business School y estudió Enología y Viticultura en Davis. Ha publicado dos libros, The Spanish Table (1986) y The Catalan Country Kitchen (1992). Mujer de mundo, activa y cargada de buena energía, le gusta viajar, cocinar, montar a caballo, sus perros y leer.

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