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Tierra de Cubas: “Vino y turismo, descorches y sensaciones”

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  • Redacción
  • 2018-12-14 00:00:00

La moderna bodega de la D.O.P. Cariñena deja de ser únicamente un espacio vinculado con la elaboración de vino para conjugar sus espacios y servicios con el más pujante sector enoturístico.


No solo es que su ubicación sea privilegiada por estar sobre un inmenso mar de viñedos en el corazón de la D.O.P. Cariñena, que también. Es que es un lugar inigualable para continuar con el exigente y correspondido oficio de elaborar vino. Justo ahí, con unas vistas inigualables de la ciudad de Cariñena, la Sierra de Algairén y sus propias viñas, se encuentra una bodega que, además de vino, también apuesta por la experiencia sensorial.
Tierra de Cubas, entendido como proyecto vitivinícola pero también como apuesta enoturística, no es fruto de la casualidad. Cariñena ha sido desde la antigüedad “tierra de cubas”, donde ya se elaboraban y comercializaban sus prestigiosos vinos por los cinco continentes. Es, además, la única región del mundo que da su nombre a una variedad de uva: la Cariñena, el mismo nombre que fue usado para distinguir la Denominación de Origen en 1932, una de las más antiguas de todo el territorio nacional.
El modelo arquitectónico, que bien podría recordar el concepto que ha exportado Francia con sus châteaux, conserva su raíz con una apariencia típicamente mudéjar. El espacio exterior conjuga el ocre del ladrillo con el verde del jardín que rodea al edificio principal. Dentro, bajo el suelo –la bodega subterránea está cubierta por una colina natural–, encontramos las más modernas instalaciones para la elaboración de cava y vino de autor. Sin embargo, como Tierra de Cubas es vino, pero también sensación, cuenta con el único hotel de cuatro estrellas que existe en el territorio de la Denominación de Origen Protegida Cariñena.
Por esta apuesta enológica y enoturística, la bodega se ha convertido en un referente por partida doble: en sus descorches y en sus experiencias. La apuesta por la calidad se desdobla en ambos campos. Por esta razón, además de los elogios que reciben sus vinos, ha conseguido varias nominaciones de reconocimiento nacional siendo nominada a Mejor Bodega abierta al Turismo en un concurso convocado por ACEVIN y a Mejor Experiencia Turística de Aragón por parte del departamento de turismo del Gobierno de Aragón.
Tierra de Cubas le ofrece al visitante un extenso cuadro de actividades y experiencias; desde realizar una visita guiada por la bodega y acompañarla de una cata maridada, hasta disfrutar de talleres y actividades para grupos, como armonías entre vinos y chocolates o quesos internacionales, excursiones botánicas por la Sierra de Algairén o armonizar vinos y misticismo en la noche de San Juan…
Para ejercer de anfitriona, la bodega presume de su hotel, ubicado en el punto más elevado del entorno, con lo que es un magnífico balcón natural a las sierras del Sistema Ibérico zaragozano, incluido el macizo del Moncayo. Ya en el interior, el viajero puede disfrutar de sus cinco exclusivas suites, cuidadosamente decoradas, así como del salón noble, que cuenta con una zona de descanso donde poder disfrutar de lectura, cine o sobremesa acompañado de un vino de la bodega.

Para todos los públicos
Para ser anfitrión hay que saber serlo. Por eso la bodega cuenta con un equipo de profesionales para organizar cualquier tipo de evento, desde una celebración familiar hasta unas jornadas de formación y teambuilding para empresas.
Pero, ¿cómo es posible que una bodega pueda ofertar a tan diferente público todos estos tipos de eventos? ¿Y por qué no si cuentan con los espacios adecuados para todos ellos? Tienen una capacidad para 400 personas donde se celebran los banquetes y cócteles más singulares, así como sus maravillosos jardines exteriores o su espectacular sala multiusos, donde se realizan celebraciones más pequeñas, así como catas y cócteles más numerosos. Como curiosidad, la inspiración mudéjar también se puede apreciar en el artesonado de uno de los techos, que está decorado con la cerámica tradicional de Muel, el pueblo vecino.
Naturalmente, la gastronomía juega un papel fundamental en esta apuesta enoturística. Encontramos una cocina de kilómetro cero, con mucho apego y vínculo a la tierra, con opciones prácticamente infinitas. Por eso el viajero sabe que está en buenas manos.
Porque la bodega apuesta por el turismo de calidad y precisamente eso, calidad, es lo que ofrece y lo que les diferencia. Ya sea en vino o en viaje, Tierra de Cubas sabe cómo hacerlo.



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