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El valor de cambiar de rumbo

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  • Antonio Candelas
  • 2022-04-27 00:00:00

El relato de Celler Piñol es un magnífico ejemplo de coraje, valentía y apuesta por unos valores que enraízan en lo más profundo de una comarca, la Terra Alta, que hace tres décadas apenas era conocida por sus vinos.


Batea (Tarragona), 1995. De una casa sencilla, acondicionada como bodega y ubicada en aquel pueblo de apenas 2.000 habitantes salía la primera botella de vino del negocio vitícola de los Piñol, que nació en 1945 y ya iba por la tercera generación. Juan Piñol, no muy convencido del golpe de timón que estaba dando la bodega familiar, cedió al empeño de su hija Josefina en transformar la actividad granelista de la bodega. Para esta mujer llena de pundonor y amor por su tierra, no fue fácil acometer esta revolución en una zona acomodada en la comercialización de vino a granel comandada por hombres. Pero había que hacer algo y dos eran los únicos caminos que se le planteaban: avanzar hacia la calidad o perecer engullidos por el inmovilismo. No lo dudó, comenzó a separar calidades de uva, a cotizarlas según este criterio y embotellar únicamente lo que mereciera la pena. Estos fueron los preceptos que Josefina aplicó para sacar aquel año las primeras 2.000 botellas al mercado.
En la actualidad, el hijo de Josefina, Juanjo Galcerà Piñol, es la cuarta generación y está al frente de la bodega. Muestra una emoción especial al hablar de un negocio que comenzó su bisabuelo y su abuelo, hoy con 104 años, puede aún disfrutar con orgullo de unos vinos que no solo revitalizaron el negocio familiar en unos momentos difíciles, sino que fueron parte del germen que hizo que la Terra Alta haya alcanzado el reconocimiento actual. Y todo gracias a la intuición, aplomo y valentía de su madre.

La Terra Alta primero
La historia de los Piñol se alimenta de un amor a la Terra Alta que va más a allá de intereses individuales. Aunque no es fácil ser pioneros en un lugar en el que el modelo de producción estaba muy asentado y cualquier avance no era visto del todo con buenos ojos, Josefina sabía que los tiempos de los graneles habían concluido como vía de crecimiento cualitativo. Desde aquel momento, en el que un puñado de proyectos lideraron el cambio, la comarca no ha dejado de crecer y de obtener reconocimientos a todos los niveles, nacional e internacionalmente.
Aunque Juanjo abandera el proyecto, se ha sabido rodear de conocimiento, experiencia e ideas nuevas para no dejar de avanzar en el reto de poner en el escenario vitícola mundial a la comarca. Si la asesoría enológica de Toni Coca guía a la bodega en dar importancia a la identidad de la Terra Alta, la joven enóloga Cristina Borrull utiliza su revitalizada sabiduría, su desparpajo e intuición para sacar el máximo partido a las uvas que trabaja con tanto mimo.
La Garnacha Blanca es el gran activo de la zona, pero también la Tinta, con su capacidad de captar los aromas que nacen del paisaje, tiene un protagonismo notable en las elaboraciones de la bodega. Aunque el verdadero espíritu inconformista que caracteriza a los Piñol se plasma en la innovación aplicada a la tradición. Es el caso de la Morenillo, una uva tinta autóctona de la zona, prácticamente olvidada, con la que elaboran un monovarietal procedente de viñas casi centenarias. Una vez más, pioneros en su tierra.

Alma mediterránea
Si catáis los vinos de las diversas gamas, en seguida os daréis cuenta de que el hilo conductor es el inconfundible carácter mediterráneo. Diversos perfiles, pero un mismo eje sobre el que basculan los diferentes matices. Mientras la Garnacha Blanca del L'Ànima de l'Avi Arrufí muestra la parte más fresca y salina gracias a su elaboración en huevo de cemento, el L'Aví Arrufí tinto, en el que la Cariñena domina en la mezcla junto con Garnacha Tinta y algo de Syrah, enseña complejidad, finura y, a la vez, raza.
Con ese afán de aportar valor a la Terra Alta, en Celler Piñol podemos además alojarnos gracias a unos alojamientos rurales en la propia Batea, al lado de la bodega, que dan servicio a todos aquellos visitantes que acuden a conocer el patrimonio vitícola, histórico y cultural de la comarca. Una forma de hacer realidad aquel sueño de Josefina: ver su tierra prospera y con vida.


Celler Piñol

Carrer de l’Algars, 7. 43786 Batea (Tarragona)

Tel. 977 430 505

www.cellerpinol.com

Twitter: @CellerPinol

Facebook: @cellerpinolp

Instagram: @cellerpinolp

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